ANTES DE EMPEZAR, DÉJAME CONTARTE…

Cuéntase, que en lo que transcurrió en la antigüedad del tiempo y en lo pasado de la edad, hubo un rey entre los reyes de Sassan, en las islas de la India y de la China. Era dueño de ejércitos y señor de auxiliares, de servidores y de un séquito numeroso. Tenía dos hijos, y ambos eran heroicos jinetes, pero el mayor valía más aún que el menor. El mayor reinó en los países vecinos, gobernó con justicia entre los hombres, y por eso le querían los habitantes del país y del reino. Llamábase el rey Schahriar. Su hermano, llamado Schahzaman, era el rey de Samarcanda Al-Ajam.

Tras varios años de silencio, Schahzaman invitó a su hermano Schahriar a visitar Samarcanda. Este accedió y la misma noche de su partida, cuando estaba a punto de zarpar hacia el reino de su hermano, regresó a su palacio a por un presente que quería llevarle al anfitrión. Tal fue su sorpresa que encontró a su esposa en sus aposentos, no llorando por su partida, sino siéndole infiel con un esclavo. La furia abismal del Schahriar lo incitó a la violencia y mató a su mujer y a su amante esa misma velada. Aquí, queridos viajeros, es donde empieza mi misión.

La venganza se convirtió en el mejor aliado del rey, tal fue así que, a partir de ese día, ordenó a su visir que cada noche le llevase una joven que fuese virgen. Y cada noche arrebataba a una su virginidad. Cuando la noche había transcurrido mandaba que la matasen. Así estuvo haciendo durante tres años, en la ciudad no había ya ninguna doncella que pudiese servir.

Pero un día, el rey mandó al visir que le trajese otra joven. El visir, mi estimado padre, no encontró ninguna. Volvió a casa triste y cabizbajo, y fue cuando le pregunte qué le ocurría que me contó lo que estaba pasando en el reino. Mi persona, que había leído infinitos libros, leyendas de los reyes antiguos y de los pueblos pasados, cuentos de edades remotas y poesía demasiado antaña, quise ofrecerme al rey Shahriar. «Por Alah, padre, cásame con el rey, porque si no me mata, seré la causa del rescate de las doncellas del mundo y podré salvarlas de entre las manos del rey.» le dije a mi padre.

Por estas páginas, querido lector, te llevaré por todos los rincones de la antigua y actual Andalucía, la misma en la que habitaron todas las historias que le conté al rey durante mil y una noches. De cada una de ellas te hablaré de su arquitectura árabe y de sus orígenes. Viajarás así, por las ciudades de Al-Andalus y por un libro a la misma vez.

El preludio de nuestra odisea será la ciudad se encuentra en las tierras hispanas más cercanas a la Meca. Escribiremos nuestro periplo desde Almería hasta Cádiz, dirigiendo así nuestros pies en la misma dirección que la de las manos al usar la pluma para escribir en árabe: de derecha a izquierda. Atravesaremos batallas, cielos y campos para llegar a la arquitectura árabe de cada una de las ciudades del soberbio Al-Andalus.

Has de saber, que mi destino fue el mismo que mi propósito al entregarme a él. Pero sólo lo conocerás si llegas al final de esta historia conmigo. Deseo que en cada historia que vivas, te quedes siempre como Schahriar: con ganas de que llegue la próxima noche para conocer el final de ella. El mundo es infinito, pero yo te lo puedo contar…

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Guía realizada por alumnos de la asignatura de Periodismo de Viajes de la UAB.

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