La decisión del 52% de los ciudadanos de Reino Unido provocó un terremoto político a nivel europeo
El 23 de junio de 2016 se celebraba en el Reino Unido el referéndum para decidir si debían permanecer en la Unión Europea o no. El resultado fue de un 52% partidario de la escisión, por el 48% restante que quería permanecer en la misma. Como consecuencia de este resultado, el convocante del referéndum, David Cameron, se vio obligado a asumir su responsabilidad y dimitir de su cargo.
Mientras todo esto ocurría, en España la situación la sociedad estaba a las puertas de unas elecciones generales que se iban a celebrar el 26 de junio, apenas dos días después. Se trataba de la repetición de los comicios después de que el segundo candidato más votado, Pedro Sánchez, hubiera perdido una sesión de investidura, y el ganador, Mariano Rajoy, ni siquiera se hubiese dignado a buscar unos apoyos para conseguir sacarla adelante. Pese a ello, y como no podía ser de otra forma, el referéndum del Brexit generó un gran interés mediático y periodístico, del que se hicieron eco los principales medios de comunicación, con extensas coberturas y también columnas de opinión en sus páginas.
Para analizar las diferencias entre ambos, se estudia el tratamiento que hicieron La Vanguardia y el ABC. El primero, un medio representativo de la burguesía catalana, editado desde Barcelona, con una línea editorial de ideología de centro, y el segundo, un medio madrileño claramente de derechas.
En la edición del sábado 25 de junio de 2016, el entonces director de La Vanguardia, Màrius Carol, publicaba una editorial titulada “La puerta de salida”. Hace una analogía bastante interesante con la serie Sí, ministro, en la que el ministro de Asuntos Exteriores británico de la época, Paul Eddington, expresa a su secretario la teoría de que la Gran Bretaña tiene el mismo objetivo desde los últimos 500 años, que es el de crear una Europa desunida. Esta comparación la une a la decisión final de Cameron de hacer un referéndum que termina perdiendo. Un Cameron al que Carol califica de esta forma: “no era el más demócrata, sino el más insensato”.
En líneas generales, la línea editorial de La Vanguardia contra el resultado final de la votación del Brexit es bastante dura, calificándolo de episodio “traumático” y advirtiendo de las duras consecuencias que traerá en el futuro para Gran Bretaña y también el resto de los países colindantes. Citando la frase del secretario de Estado norteamericano Dean Acheson, “Gran Bretaña ha perdido un imperio, pero todavía no ha encontrado su lugar en el mundo”, el corresponsal en Londres Rafael Ramos sentencia con un contundente “pues bien, 53 años después sigue sin encontrarlo”. Atribuyen directamente a Cameron la culpa del referéndum como un grave error de cálculo llevado a cabo para satisfacer cuestiones de política interna del partido, y advierten que pasará a la historia como “uno de los grandes errores de cálculo en la política británica”. La línea en general es de una crítica notable hacia la gestión del hasta ese momento premier David Cameron.
Por lo que respecta al diario ABC, abren con una imagen a toda portada de primer plano y de perfil de David Cameron anunciando su dimisión tras perder la votación, con semblante serio y preocupado. En el subtitular avisan de todos los males que están por llegar de forma inminente: “el Ibex-35 sufre la mayor caída de su historia y sus empresas pierden 63.900 millones el día en que Reino Unido eligió dejar la UE”. En sus editoriales, el titular y la idea también están muy claros: “el populismo pone a prueba Europa”. Por si fuera poco, dedican el mensaje interpelando directamente “a los que aspiran a romper el sistema”, acusándoles de “dar una patada al tablero cuando los sentimientos sustituyen a las razones”.
Si La Vanguardia ya mostraba claramente su escepticismo respecto al resultado final del Brexit, en el caso de ABC se observa una línea aún mucho más dura. Atacan sin piedad al movimiento político favorable al Brexit, tachándolo de “populista” e “irresponsable”. Este último adjetivo también va destinado a David Cameron, quien pese a ser contrario al abandono de la Unión Europea, consideran culpable de que la situación haya llegado a ese límite.