Adrià Pérez, Pol Ríos, Òscar Villanueva, Cristina Sebastián, Jordi Torres y Aina Romero

Janira Gómez y Federico Cué / extraída de Instagram @janins

Janira Gómez y Federico Cué son un matrimonio de periodistas que actualmente trabajan en Jerusalén como corresponsales y reporteros freelances. Tras trabajar en la fundación de la sección en castellano de France 24 decidieron dar el paso para cubrir uno de los conflictos más importantes de la actualidad como periodistas independientes. Yanira ha participado hoy en la XIII Jornada de Viajes, Comunicación y Aventura Contar el dolor: enfrentar la vida, donde ha explicado su experiencia al escribir sobre la guerra. Podéis repasar el minuto a minuto del evento desde aquí.

¿Qué os llevó a tomar esta decisión de a partir de ahora voy a ser freelance? 

Bueno, un poco, ya lo explicaba un poco en la charla, nosotros trabajábamos para FRANCE 24 en español, en la redacción en Bogotá y sentíamos que habíamos cumplido un ciclo ahí. Pensamos, ¿qué podemos hacer para seguir creciendo? Fuimos parte de la fundación de France 24 en español y queríamos seguir relacionados con el medio de alguna forma, entonces se nos ocurrió ser freelance. Dejamos la seguridad y la comodidad que tenía trabajar en la redacción y tener un trabajo y un contrato fijos y decidimos dar el salto a ser freelance.

En cuanto a por qué Jerusalén fue un poco abrir el mapa, ver qué lugar del mundo que pudiera tener relevancia informativa para poder mantenernos económicamente y vender historias a FRANCE 24 y a otros medios que les hiciera falta y el lugar más evidente que había era Jerusalén. Se habló con la dirección del canal, estuvieron de acuerdo y nos fuimos como freelance a trabajar allá.

¿Cómo es ser freelance y cubrir un conflicto tan grande como es el de Israel y Palestina? 

Es muy precario, es dar un salto de fe. Cuando empiezas, como nosotros decidimos un poquito antes de 2022, entendimos rápidamente que es un lugar muy caro, entonces el reporterismo es muy caro. Cuando necesitas de compañeros, es un salario que se añade y a veces no ganas dinero con algunas historias. Al ser freelance hay una parte económica que es muy complicada, uno necesita de varios medios para sostenerse, pero no es la única dificultad, sino también es estar en un conflicto de décadas en el que todo el mundo tiene una opinión y está formado de muchas creencias e ideologías. Entonces uno entra en esta ecuación y tiene que sortear muchos obstáculos de una narrativa israelí muy establecida, lo que opinan en ambos lados, los testimonios y las personas que sufren, que son víctimas de algún tipo de violencia, entonces es un tablero difícil como freelance porque no tienes el apoyo explícito de un medio en su totalidad. 

Janira Gómez durante la ponencia en la XIII Jornada de Viajes, Comunicación y Aventura Contar el dolor: enfrentar la vida

En la Jornada has comentado que tenéis dificultades a la hora de conseguir el visado  en Israel ¿Por qué suceden estas dificultades y qué es lo que os ha pasado para que vosotros digáis, me cuesta conseguir el visado?

Más que conseguir el visado, que al final necesitas solo demostrar un salario mínimo al Estado, es mantenerlo. No en el sentido de que haya una censura, una persecución hacia los periodistas extranjeros en particular. Si no es más como un miedo que uno puede intuir en el aire y que como te digo no es explícito pero, si hablas en los márgenes fuera de esa narrativa israelita, en la sentada puede ser molesto, te pueden dar un toque de atención. A nosotros por ejemplo, es algo puntual, pero nos han llamado dos veces del ejército por contenido que además no era nuestro, pero formaba parte de la cadena. Te regañan y te asustas porque es el ejército israelí el que te está llamando la atención. Ahora mismo estamos viviendo en un Israel en el que la concesión de los visados humanitarios cada vez son más complicados. Estamos viendo una persecución directa hacia la UNRRA, pero también hacia otras cadenas de televisión como Al Jazeera que ya no puede informar en territorio palestino ni israelí. Entonces claro, en ese panorama es inevitable sentir un cierto temor, pese a que no sea un ataque directo 

Durante la ponencia has comentado antes que es muy fácil que os pongan etiquetas ¿por qué sucede esto y qué pensáis vosotros al respecto? 

Bueno, creo que principalmente estas etiquetas vienen de algunas partes del público sobre todo la que uno tiene más visible, los comentarios en redes sociales. Es, al fin y al cabo, el único feedback que uno tiene del público. En un conflicto de décadas en el que no todo el mundo entiende en profundidad es muy fácil encontrar gente que se posiciona en una u otra parte. ¿Eso es que no tenga conocimiento? Como sea, siempre hay gran parte del público que adopta una postura y entonces en función de lo que uno comunica te pueden tislar de una cosa u otra. Nos pasa incluso en el sentido inverso: hacer un reportaje sobre las víctimas del 7 de octubre y que te cuestionen por qué no estás hablando de Gaza cuando al final es un todo y uno trata de no posicionarse en uno u otro sino en tratar de explicar realidades del día a día y dolores como al final es el tópico de esta jornada. Creo que es un conflicto que muchas veces se vive como un Real Madrid-Barcelona, como un Boca-River como hay que tomar partido por uno u otro y en cuanto te mueves a hablar de uno estás entonces en contra del otro, y eso es una complejidad que uno intenta sobrellevar. Esto afecta un poco, particularmente nos afectan cuando envían un comentario puntual amenazando, diciéndote: voy a llamar a la municipalidad de Jerusalén para que te retiren tu documentación. Son extremos, son casos muy excepcionales, pero te afectan en el sentido de que te amenazan incluso de muerte. Son amenazas que no se van a cumplir, claro, pero te minan tu resistencia como periodista. Uno puede ignorar muchos comentarios, el tema es cuándo te apuntan personalmente. Es más complicado evadirse de eso, pero bueno, al final uno siempre intenta seguir haciendo el trabajo de manera honesta que es para lo que uno está ahí y entiendes que hay cosas más duras. La realidad que ves supera lo que a ti te pasa no es tanto una cosa de primera persona, sino que reportamos cada día muertes y violencias inimaginables, eso es lo duro realmente.

A la hora de ejercer como periodista, ¿Os ponen algún obstáculo?

No, no, es relativamente fácil moverse solo que como cualquier palestino de a pie. En este caso para cruzar a Cisjordania  tienes unas reglas específicas. Puedes estar ahí horas en un checkpoint porque al final haces parte del grueso de esa misma fila y también te toca. Como periodista es inevitable que también sufras por coletazo algunas de las violencias que tú mismo reportas. El estado nos permite informar, pero no podemos entrar en Gaza porque Israel nos lo veta. Imagínate, que en un conflicto de más de un año, un periodista no puede acceder directamente al lugar de los hechos. A los compañeros locales palestinos sí que les permiten pasar. A los extranjeros nos gustaría poder echar una mano, dar relevo. Cuantos más periodistas seamos podremos documentar mejor los crímenes que se cometen cada día y que por la situación no da tiempo a investigarlos. Y cuantos más también con la creencia de que cuantos más periodistas más podremos documentar crímenes que cada día ocurren y que están uno encima de otro y no dan ni tiempo a investigarlos.

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