La jornada de Viajes, Comunicación y Aventura ha celebrado este año su novena edición bajo el lema «El viaje de la paz«. Ese evento, organizado por el Gabinete de Comunicación y Educación de la UAB y el Máster en Periodismo de Viajes, ha reunido a 4 premios Nobel de la Paz y a más de una veintena de periodistas, escritores, activistas y líderes de diferentes proyectos e iniciativas que luchan por la paz en diferentes enclaves del mundo.
En la tercera franja del evento, que ha comprendido desde las 15 h hasta las 18:40h, se han celebrado 3 mesas distintas; “Por qué no hablamos de paz”, “Mujeres, liderazgo y paz” y “Paz es comer todos los días”.
La primera mesa ha tenido como ponentes a los periodistas y escritores Leila Guerriero y Agus Morales. Guerriero publica en diversos medios de América Latina y España, y Morales es director de la revista de crónicas a larga distancia 5W y colabora con The New York Times. Este diálogo ha sido moderado por Paty Godoy, autora del proyecto transmedia «Los desiertos de Sonora».
Más que triunfar las guerras, lo que fracasa es la paz
Agus Morales ha iniciado su intervención con una contundente declaración «no hablamos de paz porque no existe o existe poco». Ha justificado esta afirmación aportando ejemplos sobre la situación actual de Afganistán, que lleva más de 3 décadas en guerra. «La historia que nos habría gustado contar los que la cubrimos es la de la paz. Pero estamos en un mundo en el que, más que triunfar guerras, lo que realmente fracasa es la paz». De este modo, el director de 5W confesaba que parece ser que contar la paz es menos seductor que hablar de la guerra, pues la paz es más compleja.
Por su parte, Leila Guerriero ha declarado que, en su opinión, la paz total no existe. «como la guerra total, tampoco existe. Son cosas pasajeras». Además, ha señalado que un periodista bien equipado debe estar preparado para contar tanto la paz como la guerra.
Estar, sentir, y contar, es lo que tiene que hacer el periodista. Eso transpira en la crónica.
Otro de los temas que han abordado en esta mesa de diálogo ha sido la forma en la que los periodistas deben narrar este tipo de relatos. Leila considera que los relatos «pastelosos» son historias cuya forma más fácil de mirarlas es con una mirada buenista. “Las miradas sensibleras conmovidas, complacientes, a mi no me interesa producirlas ni leerlas ni editarlas. A veces son historias como de poster. Trato de no propiciarlas, huyo de ellas. Es un pantano en el que se puede caer fácilmente. Como leer historias de gente que ha sido víctima de algún hecho: transformar la víctima en santo porque sino parece que no es víctima”.
Agus Morales ha señalado los retos a los que se enfrenta el periodista al cubrir los refugiados: el paternalismo y la xenofobia. “Pienso que para llegar a hacer esa prosa azucarada, sensiblera, teniendo tantos factores y actores que contar… hay que tener una mirada muy pobre para llegar a eso.”. Sin embargo también ha reconocido que, en según qué contexto de paz, la paz es triste. “Es desoladora en el sentido de que no queda nada: gente evacuada, el vacío que queda… El vacío que queda es difícil de contar, pero vale la pena hacerlo”.
¿Qué significa la empatía?
Cuando Paty Godoy ha lanzado sobre la mesa el término de empatía aplicado a la profesión periodística, ambos ponentes han coincidido en una conclusión: no están a favor de relacionarlo y vincularlo a su labor. En particular, Leila Guerriero ha confesado que la palabra empatía no le gusta: “la palabra empatía le hace entender al otro que soy como un psicólogo o amigo. Yo quiero que me vean como un vehículo de confianza para contar su historia”.
¿Qué no hemos hecho del todo bien?
La última reflexión a la que se ha llegado en la mesa ha sido la mala aplicación y utilización que hacen los periodistas del lenguaje bélico, en concreto, el usado durante la pandemia de coronavirus. “Es un lenguaje adoptado por los medios de comunicación, y es un lenguaje hostil. Creo que las palabras no son inocentes. Una de las cosas que deberían regirse es por el principio de no intercambiabilidad de las palabras, pues no es lo mismo escribir unas que otras”, ha declarado Leila Guerriero. “Estas frases desgastan el significado para las situaciones en que sí que deben ser usadas, pues cuando quieres usar la palabra para anunciar lo que sí designa, está vacía de sentido”. De este modo, los periodistas han plasmado su desacuerdo y se han mostrado autocríticos ante el uso reiterado de términos bélicos – como hablar de “esta guerra hay que ganarla” o “la batalla contra el coronavirus” y comparar a los sanitarios con soldados- tanto en la prensa española como por parte de los dirigentes y políticos durante la pandemia.
Finalizada esta primera mesa, se ha iniciado el diálogo que tiene como título “Mujeres, liderazgo y paz”, que ha contado con la participación de Jelen Amador, primera doctora gitana en sociología en Cataluña; Adiela Mera Paz, Dirigente del Pueblo Transfronterizo Siona e integrante de la Guardia Indígena del Pueblo Siona de Putumayo; y Adonai Rincón, Líder de la Mesa de Víctimas de Rioblanco, Tolima (Colombia). Cristina Pulido ha sido la moderadora de esta mesa, y Santiago Giraldo ha sido el encargado de hacer una reflexión final. Este diálogo tenía como objetivo contar el camino hacia la paz desde diferentes ópticas y conocer el trabajo de las mujeres que luchan por conseguirla.
Las mujeres gitanas alzan su voz
En primer lugar, Jelen ha presentado los principales resultados que ha podido tener a lo largo de su trabajo como investigadora. Ha hablado del contexto de exclusión en el que convive el pueblo gitano, pues es el colectivo con mayor riesgo de sufrir pobreza y rechazo en Europa -según recoge el Eurobarómetro de discriminación de la Comisión Europea- . También ha mencionado las aportaciones y contribuciones que se están haciendo desde la propia comunidad de inclusión, siendo una vía para superar la exclusión y la violencia que va ligada a esta problemática para llegar así a la paz.
“La asociación gitana hace encuentros de mujeres gitanas. Más de 300 mujeres gitanas se reúnen para hablar de educación, de las barreras que deben hacer frente en el sistema educativo para tener una mayor inclusión. También hay mujeres gitanas con formación universitaria que explican su trayectoria en la universidad, para romper con la idea de que la universidad no es para ellas”, ha asegurado Jelen.
Finalmente, la investigadora ha señalado que, las principales barreras que deben romper las mujeres gitanas son la discriminación y la invisibilidad de su voz en la sociedad y el público, “porque nuestras costumbres se perciben como un problema”.
Caso de la resistencia y pervivencia del pueblo ZioBain.
La segunda ponente, Adiela Mera Paz, es alcaldesa mayor del Resguardo Buenavista, en Colombia. El pueblo de ZioBain, que es territorio ancestral de 622 habitantes, se encuentra entre Colombia y Ecuador, donde el conflicto armado se ha impuesto. Adiela ha explicado que, los habitantes de esta comunidad han sido víctimas continuas, tanto individual como colectivamente, de diversas formas de violencia física, simbólica, de exclusión y de empobrecimiento. A estos factores se añade la amenaza de los intereses extractivos y la contaminación por el accionar de la petrolera Amerisur. “somos un pueblo golpeado por la colonización, los conflictos y las multinacionales”, se lamentaba la alcaldesa.
“En nuestro territorio, por ahora, no podemos hablar de paz”
Otra de las problemáticas a las que se enfrenta este pueblo es la presencia de minas. “Lo que más nos afecta como mujeres es que no tenemos libertad de ir por el territorio libremente. Se encuentra lleno de minas, existen muchas zonas demarcadas. Por mucho que desactiven algunas minas, siguen persistiendo otras, y el riesgo está siempre latente.” Adiela asegura que, como mujeres, también han estado al frente de estas actividades, “protegiendo a nuestros familiares y nuestro territorio para que sea desminado. Es por ello que en nuestro territorio no podemos hablar de paz, pero esperamos que esta paz tan anhelada llegue”.
La última ponente de esta mesa ha sido la Líder de la Mesa de Víctimas de Rioblanco, Tolima (Colombia) y superviviente del conflicto armado colombiano, Adonai Rincón. Los habitantes de Ríoblanco, ámbito de actuación de su Mesa de Víctimas, han sido víctimas de secuestro, abusos sexuales, asesinatos… Sin embargo, sus familias han sido muy resilientes, “han sufrido conflictos armados y han sobrevivido a la pobreza y el abandono del Estado por ser de un municipio que en Colombia se denomina ‘zona roja’”, ha reconocido la lideresa.
“Como mujeres hemos aprendido a vivir con lo que tenemos”
Pese a la barbarie vivida en la guerra, gracias a programas sociales y a la intervención de ONG’s que han apoyado a su pueblo, la situación ha mejorado, “el ser resiliente nos hace héroes anónimos”. Adonai ha afirmado, además, que aunque no tengan las capacidades económicas suficientes para salir adelante, tienen las personales. “Las mujeres de Rioblanco tenemos la capacidad de reponernos después de quedar en cenizas. Como mujeres hemos aprendido a sobrevivir con lo que tenemos”.
Finalmente, Adonai ha apuntado que las principales barreras a las que se enfrenta son el miedo, el machismo y la estigmatización; “porque a raíz del machismo, muchas cosas que hacemos las mujeres se ven mal; la falta de oportunidades las sufrimos porque la mayoría de empleos son para los hombres; La igualdad de derechos, porque la ley a nosotras nos la interpretan de otra manera. En el conflicto nosotras hemos sido las que hemos puesto el pecho para todo y la bandera para amortiguar muchas de las cosas”.
A modo de cierre de esta mesa, Santiago Giraldo ha recalcado que en todos los conflictos armados se ha demostrado que las mujeres son las principales víctimas de muchas violencias, pero que, a su vez, son las únicas que pueden levantarse después de sufrir la guerra y trazar un horizonte de comunidad. “Aún en medio de la guerra, reconstruyen el presente con visión de futuro”, ha asegurado el periodista.
La última de las mesas, titulada “paz es comer todos los días” ha congregado al periodista y escritor argentino Martín Caparrós, a José Antonio Bastos, expresidente de Médicos Sin Fronteras, y a la decana de la Facultad de Ciencias de Comunicación como moderadora, Maria José Recoder.
Amenazas a la paz en la profesión periodística
La primera cuestión que ha lanzado la moderadora a la mesa de diálogo ha hecho referencia a las amenazas a la paz a las que se han tenido que enfrentar los periodistas durante su trabajo viajando por el mundo. José Antonio Bastos ha explicado que, tras trabajar en lugares de conflicto, ha conocido el lado sucio, donde “la paz no funciona”. “Creo que la ausencia de paz no se relaciona solo con la guerra, hay muchas personas viviendo situaciones de violencia generada por dinámicas puramente criminales, que es muy equivalente a cualquier guerra”.
Por su lado, Caparrós ha señalado que la causa principal de las guerras y violencias son las patrias. “Creo que en casi todas las guerras que puedo pensar hay algún componente por lo cual lo que se defiende es una nación contra otra, un sentido de grupo que excluye los demás grupos”. También ha apuntado que las violencias en América Latina, sin ser guerras en el sentido de ser enfrentamientos entre dos sectores definidos, producen tantas víctimas como muchas de estas guerras.
900 millones de hambrientos en un mundo que tiene recursos para todos.
Tras esta reflexión de la moderadora sobre la repartición de los recursos alimentarios en el mundo, Bastos ha confesado que es inexplicable que en el mundo haya gente que se esté muriendo de hambre. “El hambre es el síntoma más aterrador de que algo funciona muy mal en el mundo, cuando dejamos que haya gente que muere de hambre. No necesitan una vacuna o una operación, sólo comida”. Siguiendo en la misma línea, Caparrós ha apuntado que, en un mundo que sí podría producir comida para todos, lo que prima es la idea que hay que producir para la gente que puede permitírselo. Además, el periodista argentino, que es autor del libro “El Hambre”, asegura que se sintió impulsado a escribir sobre el hambre. “Aparecía en segundo plano el tema sobre la gente que no comía lo suficiente en todo tipo de conflictos políticos o sociales, y nunca en primer plano. Por lo que quise tratarlo en primer plano para intentar entenderlo”.
Finalmente, Bastos ha asegurado que comunicar sobre el hambre es muy complicado sin caer en el sensacionalismo. “Es muy difícil encontrar el equilibrio entre describir la realidad y no banalizarla”.