El pasado lunes 4 de noviembre se cumplieron 35 años de una manifestación que marcó un antes y un después en la historia de Alemania. En Alexanderplatz, una de las plazas más emblemáticas de Berlín, un grupo de intelectuales organizó una protesta en defensa de los derechos y libertades del pueblo alemán. Lo que parecía ser una movilización más terminó convirtiéndose en el comienzo del fin para la antigua República Democrática Alemana (RDA).
En un contexto marcado por la censura y la ausencia de libertad bajo el gobierno de la RDA, los cambios parecían lejanos. Sin embargo, el día 4 de noviembre de 1989, a las 9:30, miles de ciudadanos salieron a las calles de Berlín se reunieron en Alexanderplatz alrededor de las 11:00, para manifestarse contra la situación del país. La protesta se llenó de cánticos, pancartas y lemas como «Wir sind das Volk» («Nosotros somos el pueblo») y «Keine Gewalt» («Sin violencia»), según cuenta el portal Visit Berlín. Artistas, periodistas y actores, entre ellos Ulrich Mühe, encabezaron una demanda colectiva de reformas políticas para asegurar el respeto de los derechos democráticos de los ciudadanos alemanes.
Stefan Heym, un popular novelista de la época, fue una de las figuras más destacadas de aquella concentración. Subido a un camión estacionado en la plaza, pronunció un discurso en el que expresó la relevancia de la movilización en Alexanderplatz. En sus palabras, describió la sensación que experimentaban muchos en ese momento:»es como si alguien hubiera abierto las ventanas después de todos esos años de estancamiento, después de años de embotamiento, moho y de despotismo burocrático», declaró.
Pero, ¿cuál fue su impacto real?
La manifestación se convirtió en un punto de inflexión, tal como había anticipado Heym, reuniendo entre medio millón y un millón de personas, según informaron The New York Times y Die Zeit, respectivamente. Este número de asistentes dejó claro que el cambio no solo era necesario, sino que contaba con un respaldo amplio y evidente. La protesta en Alexanderplatz generó un sentido de unidad que resonó profundamente entre quienes participaron. Solo cinco días después, muchos de estos ciudadanos se movilizaron nuevamente para derribar el muro de Berlín, y, al año siguiente, en octubre de 1990, esta cadena de acontecimientos llevó a la disolución definitiva de la República Democrática Alemana.
Esquema del contexto y repercusión de la manifestación
La Alemania actual
35 años después, Alemania es un país unido y uno de los principales referentes de la Europa actual. Reflexionar sobre lo que podría haber sido sin aquel movimiento social es incierto, pero lo que no se puede negar es que el 4 de noviembre de 1989 marcó un punto decisivo en su historia. La protesta en Alexanderplatz transformó el rumbo de Alemania.