Pese a que se hayan hecho largos para gran parte de la sociedad, el mandato de cuatro años de Donald Trump al frente de la presidencia de los Estados Unidos está a punto de expirar. El próximo mes de noviembre deberían celebrarse las elecciones presidenciales de las que saldrá el nuevo presidente americano hasta 2024. Una fecha en la que en estos momentos el máximo favorito para (en este caso) reeditar el triunfo no es otro que el propio Donald Trump.

El líder del bando republicano ha llevado a cabo durante su mandato un discurso profundamente antieuropeísta, que se ha visto reflejado principalmente en tres pilares: su rechazo a la inmigración, su negación del cambio climático y una política económica absolutamente contraria a los preceptos de la UE.

Con todo ello, resulta interesante plantear el debate sobre cómo puede influir la cuestión del Brexit en los comicios americanos de noviembre. Teniendo en cuenta que el Brexit es un movimiento que precisamente acaba de abandonar la UE hace relativamente poco, es interesante comparar si ambos proyectos políticos, el de Boris Johnson en Reino Unido y el de Trump en Estados Unidos, tienen más semejanzas o diferencias.

Parece claro que el movimiento del Brexit comparte muchos rasgos en común con las políticas de Donald Trump. Misma esencia antieuropeísta, que se fomenta en un rechazo a todas las políticas económicas que desarrolla la UE. Y en el fondo de todo, un sentimiento flotando en todo momento por detrás: el populismo en estado puro.

Salvando las distancias, Trump consiguió hacer creer a la mayoría de la población americana de que los culpables de todos los males de América eran “los de fuera”. Criminalizó a los inmigrantes, a los que persiguió, deportó, capturó e intentó separar mediante la construcción de un muro en toda la frontera sur de los Estados Unidos con México.

Los ataques de Trump a la UE han sido de todo tipo. El último de ellos, pronunciado este mismo jueves, ha sido a raíz de la cuestión del coronavirus. El presidente ‘yankee’ ha acusado a Europa de aprovecharse de los Estados Unidos durante la pandemia, y de llevarse material médico americano (que él considera como “el mejor del mundo”) pese a que normalmente no lo comercian en territorio europeo porque consideran que no pasa las regulaciones pertinentes.

Asimismo, y ligado con la cuestión del coronavirus y también con lo comentado anteriormente sobre la llegada de personas extranjeras al país, Trump ha cargado también contra los turistas europeos que considera que han propagado el virus por los Estados Unidos.

Extrapolando el caso de Trump con el de Boris Johnson, se observan pequeñas coincidencias, y no precisamente en el parecido físico entre ambos. Johnson también ha querido desmarcarse totalmente de las reglas en política económica de la UE, en materia de los acuerdos comerciales con otros países. Johnson quiere evitar que Europa juegue con ventaja.

En materia de inmigración, el gobierno de Johnson desataba la polémica hace tan solo un mes cuando anunció que rechazaría a todos los inmigrantes no cualificados y también a los que no hablen inglés. Todo esto ha evidenciado cómo detrás del Brexit, aunque ellos lo negaran, se encontraba ese debate de la inmigración que los partidarios de la separación con Europa querían abordar.

Así pues, visto todo esto, se puede considerar que las próximas elecciones presidenciales de noviembre en los Estados Unidos puedan llegar a verse influidas por la cuestión del Brexit. El hecho de que se haya producido un movimiento insurreccional dentro de la propia UE es un argumento que los americanos pro-Trump pueden incluir para intentar cargar más contra el organismo y defender las políticas económicas y sociales que planean continuar llevando a cabo. Salvando las distancias, la situación puede llegar a ser aún más disruptiva que en 2016, cuando Trump era un desconocido que muchos veían como un simple pirómano. Ahora, este “pirómano” ha ganado fuerza y aliados incluso más allá de sus fronteras, de forma que puede llegar a presentar sus políticas como legitimadas y reivindicar aún con más fuerza sus contundentes tesis antieuropeístas.

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