Cómo se llegó a “Tal día como hoy…”
El final de la Primera Guerra Mundial en 1918 supuso para casi todas las naciones industriales un golpe económico casi mortal. La excepción fue Estados Unidos, que debido a su tardía entrada a una guerra que no se disputó en su territorio, salió prácticamente impune de la guerra, convirtiéndose en la gran potencia capitalista.
Esta bonanza económica provocó una transformación que traspasó la frontera de lo cultural. La industria de los bienes de consumo sustituyó a la de la economía de guerra, y la mentalidad conservadora se convirtió en hedonismo.
Durante los felices, pero locos años 20, los banqueros y empresarios eran héroes, y sus riquezas, sus mayores hazañas. Convertir los ahorros en acciones y participaciones del mercado financiero ya no era un riesgo, sino un seguro para duplicar sus fortunas. A mediados de la década, más de tres millones de americanos eran dueños de acciones.
Muchos economistas tildan al mercado de acciones estadounidense de la década de 1920 de “encantado”, “un momento de prosperidad que parecía interminable, sin altibajos”. Esta excitación llevó a muchos a endeudarse para invertir. En octubre de 1929, los precios habían bajado respecto al mes anterior, pero durante los últimos años el mercado siempre se recuperaba de sus baches, por ende, no hubo excesiva preocupación.
“Tal día como hoy…” en 1929
El jueves 24 de octubre de 1929, en las puertas de Wall Street se congregaron más gente que nunca, mucha más. Durante la última hora de la anterior tarde, se habían vendido un total de 2,6 millones de acciones. La preocupación, ahora sí, había llegado.
Aquel jueves se ordenaron trece millones de ventas en acciones. La gente retiró sus ahorros de los bancos, y esto anuló su capacidad de intervención. Tal día como hoy, ha sido históricamente denominado como el Crac del 29, y marcó el inicio de la Gran Depresión, la mayor crisis económica del siglo XX.
Los siguientes seis días, lejos de suavizar el golpe, lo agravaron. Los créditos perdieron credibilidad y confianza. El lunes la bolsa se desplomó casi un 13% y el martes, conocido como el «Martes Negro», un 12% más.
Un desastre con consecuencias económicas y políticas
El origen de la mayoría de las inversiones de las clases populares, la llamadas “acciones con márgenes”, se caracterizaban por estar financiadas en gran medida por los corredores bursátiles. Un hecho que significó una mayor pérdida económica para muchos inversionistas, que se endeudaron para comprar unas participaciones que no les reportaron ningún beneficio. Aquel, era un mercado que solamente se sostenía por la excitación y la prosperidad de los “Felices Años 20”.
La falta de liquidez imperó en el territorio americano y también las empresas lucharon entre si para poder asumir el salario de los trabajadores. Tres años después del colapso, la industria automovilística vio como tan sólo conservaban una cuarta parte de su valor máximo.
El desempleo también se disparó en los Estados Unidos, y medio año después del Crack, el paro se había duplicado, llegando a registrarse 3,25 millones personas sin trabajo. El historiador Hugh Brogan certifica que “el descenso llegó por etapas” y que la caída bursátil empezó a deshilachar la sociedad estadounidense, pues muchos trabajadores rurales se mudaron a las grandes ciudades para encontrar un empleo.
El presidente Herbert Hoover impulsó una política poco intervencionista que agravó la crisis, confiando en que las empresas y los bancos enderezarían la economía. El inicio de la Gran Depresión dinamitó sus posibilidades de reelección, pues los más perjudicados por la crisis le dieron la espalda en las elecciones de 1932, que dieron la victoria y la primera legislatura a Franklin D. Roosevelt.
La Gran Depresión, el “New Deal” y la recuperación económica
Roosevelt aprendió de los errores de Hoover e impulsó el famoso “New Deal”, un plan intervencionista que desde su presentación consiguió devolver la esperanza a los ciudadanos estadounidenses. En 1942 el “New Deal” había empleado alrededor de 2,5 millones de personas, aunque esta no fue la razón por la cual los Estados Unidos se recuperaron de la Gran Depresión. El gobierno federal tuvo que convivir durante toda la década con altas tasas de desempleo.
La verdadera recuperación económica la precedió la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial después de sufrir el ataque aéreo nipón en Pearl Harbor.