Ana Aramendia, Marta Barquier, Alba Carlotta, Anna Clarà

¿Qué sucedió el 24 de octubre de 1929?

A principios de 1929, la ciudad de Nueva York vivía en una bolsa especulativa constante. Entre las repentinas subidas y bajadas de los precios, la situación empezó a transformarse en un ovillo de indecisión que cada vez se hacía más grande. La sociedad empezó a desconfiar de los brookers y algunos alzaron la voz para avisar de que se avecinaba una gran caída y que la bolsa estaba sobrevalorada. Los agentes de bolsa usaron a los bancos para pagar los títulos y dar a entender que el mercado volvía a ser estable. Pero esa ilusión no duró mucho. 

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El jueves 24 de octubre la bolsa de valores sufrió la primera caída descendiendo un 9% y el pánico se adueñó no solo de la población neoyorquina, sinó que hizo temblar la economía global. Eso es porque Estados Unidos era, en ese momento, la potencia económica mundial por definición.

¿Qué es un crash o crack bursátil?

Causas y consecuencias del crack del 29

Por aquel entonces, la sociedad estadounidense vivía de forma desigual por todo el país. La riqueza se distribuía de forma muy desigual, así que la ciudadanía encontró la manera de sobrevivir en la bolsa De esta manera, la gran mayoría de ellos empezaron a invertir en ella sin conocimientos previos. Este suceso provocó que la demanda se colapsara y el mercado se deprimiera.

Millones de estadounidenses entraron en niveles de pobreza en menos de 3 días y al ser uno de los países donde se producian más bienes, hizo que los demás países se vieran afectados por este colapso económico.

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Las consecuencias económicas fueron devastadoras. Sin duda, los bancos fueron los primeros en verse afectados. Cerca de 40 bancos y alrededor de 100.000 empresas quebraron. 

De la misma manera, los niveles de desempleo llegaron a unos límites nunca vistos antes. Las empresas vieron como las ventas realizadas por aquel entonces se caían en picado. Según el diario elhistoriador.com,“la desocupación pasó de 4 millones en 1929 a 13 millones en 1930 representando el 25% de la masa laboral”. 

La repercusión del Crack en España: el atraso económico en el país lo salva de grandes consecuencias

Aquel jueves 24 de octubre en Nueva York no tardó en traer consecuencias económicas a nivel mundial. El control monetario de los Estados Unidos llevaría a todos los países a verse repercutidos por la situación. En España, sin embargo, estas consecuencias serían menores en comparación con otros países. Esto se debe al atraso económico del país, que a diferencia del resto de Europa y Estados Unidos, dependía aún de una economía agrícola y aliena al comercio exterior. 

La repercusión más inmediata fue la devaluación de la peseta, que ya partía de una base económica pobre. De la mano de la subida del paro, las deudas y la indefensión de la población ante la situación, España perdió todas aquellas ganancias y mejoras que había conseguido gracias a los años anteriores.

Las criptomonedas y el crack del 29

Las criptomonedas forman parte de nuestro día a día. ¿Pero qué relación podemos encontrar con el crack del 29? 

Este fenómeno es llamado “incesto inversor”, como califico J.K.Galbraith. Durante muchos años, fueron los “trust” (Importante asociación financiera de grandes industriales que trata de monopolizar una determinada industria) los que invertían en las acciones de bolsa. Cuando esta empezó a ceder, provocó el siguiente efecto: cuando mayor sea la caída de los precios, habrá nuevas ventas de acciones y por lo tanto, más realización de garantías

Las criptomonedas han permitido crear conexiones entre tokens, aquellas unidades de valor basadas en la criptografía y proporcionadas por una entidad privada, así como inversiones realizadas con el objetivo de aumentar los precios. El uso de “stablecoins”, monedas de valor estable, recuerdan al Crack del 29 por lo que se hace con ellas: imprimirlas de forma desorbitada para re invertirlas en otros activos, que en muchos casos servían para poder pedir préstamos.

¿Podría volver a suceder?

A día de hoy Estados Unidos sigue siendo una gran potencia mundial. No se puede negar que el efecto que tuvo su declive sobre la economía mundial marcó un antes y un después y nos enseñó que si algo le ocurre a los más fuertes, a los demás les afecta el triple. 

A lo largo de la historia se han formulado expresiones que condenan a la sociedad. Una de las más conocidas es la que nos dejó Napoleón Bonaparte: “Quién no conoce su historia está condenado a repetirla”. Esta frase un poco célebre lleva a reflexionar sobre si realmente podría darse una crisis como la que tuvo lugar en Nueva York en 1929. Aunque parezca un hecho muy lejano, hace poco la economía mundial volvió a temblar, esta vez por las criptomonedas. 

Esta nueva moneda digital fue creada en 2008 para combatir la crisis de las transacciones por internet. Sin embargo, y como pasa con el dinero corriente, las criptomonedas van de la mano de la especulación y, muchas veces, la incerteza. La inestabilidad de la moneda digital ya ha provocado grandes pérdidas, como han sido los años de la pandemia. La incerteza de su valor, así como su dependencia en la cotización del mercado, son características que podrían desencadenar una crisis mundial, si su demanda continuara con el crecimiento constante del que se ha caracterizado estos últimos años. 

Especular, muchas veces, recuerda a la frase repetida generación tras generación “llamar al mal tiempo”. Las criptomonedas, actualmente, forman parte de nuestro día a día y, con el tiempo, podrían convertirse en una forma de inversión convencional y usada por la gran mayoría. A día de hoy, ofrecen beneficios para sus usuarios. Pero, igual que las inversiones bancarias, son financiaciones que podrían desencadenar en pérdidas económicas importantes.

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