Aleix Cabré, Pol Farell, Gerard Farré i Max Bosch.
Jordi Serrallonga, que se define a sí mismo como naturalista, explorador, arqueólogo y profesor, habló en la Segunda Jornada AJE sobre Divulgación Científica en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB. Durante su intervención sostuvo que “las razas no existen desde un punto de vista científico” y que esta teoría busca legitimar la superioridad de los grupos dominantes.
Estos discursos, que mantienen la autoridad de una hegemonía ante diversas subalternidades, fueron creados en el siglo XIX. Su objetivo era evidenciar y justificar comportamientos como la esclavitud, que en aquella época suponían actitudes comunes entre la mayoría de la población. Entender que había seres genéticamente inferiores daba legitimidad al pensamiento social instaurado hace dos siglos.
Hoy en día ya se ha comprobado que biogenéticamente no es correcto usar el término “raza” para referirse a los humanos. Pero aún así, hay estudios que siguen defendiendo, por ejemplo, que la capacidad encefálica de las personas de piel blanca es superior a la de las personas con la tez negra. Jordi Serrallonga argumentó en la jornada que “no todo aquél que tiene un título de científico puede considerarse científico”. También explicó que estos pensamientos negacionistas de la evidencia científica tratan de manipular la ciencia desde el punto de vista de la ideología.
No hay diferencias genéticas claras entre grupos de humanos. Esta es la evidencia que ha llevado a Jordi a afirmar que las razas humanas no existen desde el punto de vista de la ciencia. Para referirnos a la variedad humana, debemos hablar de etnias o poblaciones si queremos ser exactos. Es importante evitar términos como el de “raza” que hacen referencia a construcciones sociales que se popularizaron para imponer creencias.