Para muchos jóvenes el 2020 era un año para llevar a cabo proyectos y sueños, que los hicieron viajar lejos de casa. Vacaciones, estudios, ofertas laborales, todo se ve alterado cuando llega la pandemia. Cinco personas compartieron su experiencia de tener que regresar a sus hogares en medio de la crisis del coronavirus.

En septiembre de 2019 Catalina y Montserrat se despedían de sus familiares y amigos para luego abordar un vuelo desde Chile hacia Barcelona. El objetivo, estar un año viviendo en España y perfeccionar sus carreras de comunicadoras cursando un máster de periodismo en la Universidad Autónoma. Alcanzaron a estar seis meses en la ciudad capital de la provincia de Catalunya, cuando el coronavirus las obligó a retornar anticipadamente a Chile.

Una mudanza contra el tiempo, vuelos cancelados y un viaje por dos aeropuertos en zonas de riesgo, fueron solo alguno de los acontecimientos que marcaron el regreso de estas dos chilenas. A continuación, les mostramos un poco de lo que fue su travesía para regresar a casa y no contagiarse en el intento.

Pía es de nacionalidad austriaca y se encontraba realizando una pasantía en Argentina cuando el virus comenzó a propagarse. A pesar de sus intentos por continuar con su trabajo en cuarentena, la soledad y la preocupación de estar lejos de su hogar la impulsó a regresar a su país. Con una solicitud de ayuda en la embajada de Austria en Argentina, la joven pudo gestionar de manera más rápida y eficiente su retorno al continente europeo. 

 Al igual que Pía, muchos son los extranjeros que acuden y han encontrado en sus respectivas embajadas la ayuda que necesitan.

Víctor no tenía fines académicos o labores, pero sí unas vacaciones planeadas con su pareja para recorrer el desierto y la patagonia chilena. Sólo lograron completar la primera parte de su viaje, ya que al cabo de unos días y debido a los distintos cierres de fronteras en Europa, sus familias insistieron en su regreso. Aquí, el español cuenta cómo fue regresar al viejo continente desde las australes tierras del fin del mundo.

Victor y su pareja se encuentran en cuarentena obligatoria y aún no logran ver a sus familias.

Juan es de Colombia, y se encontraba realizando un máster en la ciudad de Barcelona cuando el virus atacó. Día a día los casos de contagio aumentaban, por lo que la universidad decidió realizar las clases de manera virtual hasta nuevo aviso. Tomando esto en consideración y sumando las incómodas condiciones en las que se encontraba, Juan tomó la decisión de intentar volver a casa.

 4 años y medio lleva Juan viviendo lejos de su familia. Si bien ya está de regreso, aún no ha sido capaz de abrazar a sus padres.

No es extraño que más jóvenes sigan eligiendo volver a casa en un contexto así. Después de todo, el virus ha dejado cerca de dos millones de casos de contagio a nivel global y más de 125 mil personas fallecidas.

Pese a lo que se pueda imaginar, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un comunicado el 29 de febrero, en donde desaconseja aplicar restricciones de viaje a países con brotes de COVID-19. En el documento especifican que: “Prohibir viajar a zonas afectadas o denegar la entrada a pasajeros procedentes de esas zonas no ‎suele ser eficaz para prevenir la importación de casos, y puede acarrear consecuencias ‎socioeconómicas importantes”.

Agrega que es más eficiente comunicar e informar a los viajeros respecto a las recomendaciones en materia de prevención y recopilar las declaraciones de salud y datos de contacto correspondientes para realizar una evaluación y seguimiento adecuado.

Para más información visita la página web oficial de la OMS.

Artículo anteriorEl Brexit y su impacto en la economía española
Artículo siguienteHacer frente al reto de un Sant Jordi virtual es una responsabilidad social