Fanals, periodista, autora de una tesis doctoral sobre Precariedad laboral y ética periodística
El 26 de enero, la periodista Laura Fanals, que trabaja en el Diari de Girona, presentó en la Universidad Pompeu Fabra su tesis doctoral «Precariedad laboral y ética periodística: un análisis de la relación entre condiciones de trabajo y deontología profesional en Catalunya». En su investigación, reflejada en las cerca de mil páginas que ha ocupado la tesis, ha entrevistado a diez profesionales del periodismo y a seis expertos en la relación entre ética y periodismo y ha obtenido 408 respuestas a una encuesta que hizo llegar a trabajadores del sector. El tribunal académico, presidido por la decana de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, Maria José Recoder, le otorgó la categoría de doctora y valoró con un ‘excelente’ su trabajo.
¿La deontología varía en función de si estas condiciones son peores o mejores?
Más que nada varía en función de un contexto donde las condiciones laborales son muy malas en general. Cuando empecé a hacer la investigación tenía claro que peores condiciones laborales significaba menos ética. Si los periodistas deben preocuparse por llegar a fin de mes seguramente no se preocuparán por la ética. Investigando vi que sí, que en algunos casos esto era muy evidente, pero que, en otros casos, la gente que llevaba más tiempo trabajando y que, por tanto, tenía unas condiciones laborales más asentadas, con mejores salarios, con más estabilidad , tenía actitudes que no eran del todo éticas, precisamente porque para mantener estas condiciones sabía que si se enfrentaba a las cosas de la empresa con las que no estaba de acuerdo podía perder su trabajo y sería muy difícil encontrar uno de similar. Es algo bastante transversal. Lo sufren más los que están abajo pero también condiciona a los que están en cargos medios y altos de la redacción.
Has entrevistado a diez profesionales del periodismo y a seis expertos en la relación entre ética y periodismo y has obtenido 408 respuestas a una encuesta que has hecho a periodistas. ¿En cuál de las dos patas de la investigación bases más tus conclusiones?
Es una investigación que pregunta a los periodistas. Como son parte interesada tienen una visión sesgada de su trabajo. Si esto se lo preguntásemos a la ciudadanía o hiciésemos un análisis de contenidos, los resultados tal vez serían diferentes. Por eso combiné las dos patas. El anonimato en la encuesta puede ayudar a la gente a sincerarse. Al principio, pensé en hacer focus grups, grupos de discusión de periodistas que hablaran de cómo está la profesión. Muchas veces los periodistas nos animamos cuando estamos con el resto de gente. Me encontré con muchos que me decían que podían contarme cosas a mí pero que no querían que el resto de la gente se enterase. Pensé que las encuestas y las entrevistas hechas de manera anónima harían más fácil que la gente se soltara. Fueron entrevistas largas de tres o cuatro horas donde la gente se expresó con mucha sinceridad.
Los autónomos viven en la incertidumbre y la precariedad pero son más libres para rechazar las presiones para publicar informaciones o reportajes poco éticos, se afirma en la tesis
Es curioso. Ya había hecho una investigación previa con autónomos. La mayoría de autónomos no quieren serlo. En el periodismo la mayoría que lo son, al menos en base a lo que me dijeron en las entrevistas y las encuestas, es porque no han tenido más remedio, porque no han conseguido un contrato. La mayoría de las veces no son autónomos por vocación sino por obligación. Además, es un colectivo al que le han bajado mucho los precios que cobra por pieza y se queja de que dedica muchas horas a una pieza pero que luego no se ve recompensado económicamente; casi no sale a cuenta. Los autónomos necesitan un sello de calidad para vender su información a una empresa, que no sea la misma que sale por las agencias. También suelen estar más especializados que dentro de las redacciones y conocen mejor algunos temas específicos. El hecho de estar fuera de las redacciones les permite alejarse de las dinámicas de presiones que se crean en ellas. Una de las conclusiones de la tesis es que las presiones más importantes vienen de dentro de la redacción, del jefe de redacción, del propio periodista que controla lo que publica para no buscarse problemas. Quien menos tiene que perder es capaz de hacer mejor las cosas. Es tan difícil conseguir un contrato a tiempo completo, indefinido, que hace que una vez lo has conseguido, sabiendo lo difícil que es encontrar otro, estés más dispuesto a renunciar a la ética para no perderlo. Los autónomos, que no parten de esta base, tienen más libertad para hacer las cosas como creen que se debe hacer.
Señalas que las infracciones a la deontología profesional las hacen tanto los jóvenes que las cometen para conseguir un puesto de trabajo y, también, los cargos intermedios que no quieren perder los suyos. ¿Cuál de los dos grupos la infringe más?
Los jóvenes están muy concienciados del problema de la precariedad pero les gusta muchísimo su trabajo. La gente que se mete en periodismo es muy vocacional, ya sabe que tendrá un trabajo precario, pero lo acepta porque le gusta el periodismo, disfruta con él. Esta vocación, que después con los años se va apagando, es un motor para la ética. Tienen ganas de hacer bien las cosas, tienen ganas de cuestionar las dinámicas de las presiones en las redacciones. También son los que tienen menos que perder. Son jóvenes, tienen 23 o 24 años, sin hipotecas, ni hijos que dependan de ellos. Si no tienen este trabajo tendrán otro. Tienen una mentalidad más líquida que los que tienen más edad. No sólo los periodistas sino como generación están más acostumbrados a ser más adaptables a esta inestabilidad. Muchos todavía van muy perdidos en temas de ética porque en las facultades universitarias dicen que se habla poco de ella y que no conocen muy bien cómo va todo pero, en cambio, tienen ganas de hacer bien las cosas. La gente mayor, a la que le ha costado mucho conseguir esta estabilidad o está acostumbrada a ella, con responsabilidades familiares o económicas, muchas veces se lo piensan dos veces a la hora de hacer cosas que puedan no parecerles bien.
También hay jóvenes que son capaces de dejar trabajos relativamente bien pagados porque no les gusta como les tratan en la redacción o el ambiente de trabajo
A veces, los periodistas tenemos la situación laboral que tenemos porque nos hemos conformado mucho y hemos dado por supuesto que las cosas eran así y no nos hemos reivindicado lo suficiente. Nos han pasado muchas cosas en los últimos años, que si nuevas tecnologías, que si redes sociales, etcétera, y nos hemos dejado pisar un poco y puede que no hayamos defendido nuestros derechos laborales como deberíamos haberlo hecho. Es verdad que hay jóvenes con más ambición, que quizás se pegarán la hostia, que saben que no podrán cambiar el mercado laboral pero que se quieren hacer valer.
Un 36% de los periodistas cobra menos de 15.000 euros brutos al año. No es una profesión bien pagada. Al menos para muchos profesionales
Todo el mundo sabe que el periodismo es precario pero me han sorprendido las cifras. Menos de 15.000 euros anuales no dan casi ni para vivir. Muchos jóvenes dicen que sólo pueden dedicarse al periodismo porque tienen el apoyo familiar. Algunos me comentaban que quizá el periodismo, al final, será un trabajo de ricos. Sólo quien tenga dinero por parte de la familia o que tenga ingresos por otro lado podrá aceptar esas jornadas laborales con esos salarios. Preocupa este 36% que cobra menos de 15.000 euros pero hay un 34% o un 35% de periodistas que cobran por debajo de los 25.000 euros brutos anuales, que tampoco es un gran salario. Da para salir adelante pero nadie se hace rico así. Un 70% de la profesión cobra por debajo de los 25.000 euros brutos anuales. Cuando hice la tesis, el salario medio de Catalunya y España estaba entre los 23.000 y los 24.000 euros anuales. Por tanto, la mayoría de la profesión cobra por debajo de la media. Esto hace que mucha gente acabe abandonándola. Salvador Alsius dice que en las redacciones siempre hay gente joven. Son estos jóvenes todavía dispuestos a aceptar unas condiciones precarias y hacer bien las cosas. A las empresas les va muy bien y se aprovechan de ellos. Cuando esta gente empieza a querer tener estabilidad y un buen salario, se acaba marchando y las empresas la reemplaza. Antes existía la idea del periodista con su propia agenda y buen conocimiento de los temas, pero me da la sensación de que esto cada vez se valora menos y que es como un partido de fútbol en el que cuando uno se va entre otro. Y no pasa nada. Los jóvenes son los que tiran del motor pero a medida que van pasando los años se queman.
En la prensa escrita pagan bien pero rebajan sueldos, adelgazan las redacciones y hacen expedientes de regulación de empleo mientras los digitales no pagan muy bien
En la tesis los datos indican claramente que la prensa digital es la principal fuente de puestos de trabajo para los jóvenes pero son muy precarios, con la mayor inestabilidad y los sueldos más bajos. Es una salida de futuro, pero precaria. Se está creando muchas veces una doble escala salarial en las redacciones. Hay gente que entró a trabajar hace 20 o 25 años y tiene un salario más o menos estable de los que se pagaban tiempo atrás y gente que está haciendo el mismo trabajo pero que ya nunca ha tenido unas retribuciones iguales. En una misma redacción hay gente con salarios muy diferentes. Cuando los que cobran más se van jubilando no suben el sueldo a los de abajo sino que va entrando gente que cobra menos y, de este modo, se va rebajando la masa salarial de todos los implicados. También te encuentras a veces una doble escala salarial en un medio que tiene edición impresa y digital. Cobran menos los de la edición digital, que muchas veces trabajan más, porque tienen que estar pendientes de las redes sociales, de editar vídeos y audios, etcétera, que los que llevan toda la vida, que están en el papel y cobran más. Cuestiono que los de abajo cobren menos. El problema es que no todo el mundo cobre como debería cobrar. Me duelen estas diferencias salariales que no responden al trabajo que hace cada uno.
Los gabinetes de comunicación son la salida más segura si se busca un sueldo correcto y seguro
El gabinete de prensa te ofrece más estabilidad pero lo que te garantiza un mejor sueldo es un medio público, ya sea un gabinete de comunicación público o una radio o televisión pública. Aquí es donde he visto más diferencias. Los que trabajan en los gabinetes de comunicación están más satisfechos no tanto por el sueldo como por el control de los horarios. No tienen que hacer tantas guardias. Tienen unos horarios más acotados. Es una salida sobre todo para las mujeres que son madres. La tesis demuestra que lamentablemente las mujeres siguen cargando más con el trabajo familiar. Eso hace que ellas renuncien más a la profesión periodística debido a la maternidad. En cambio, hombres que han sido padres no han tenido que hacer estos sacrificios. Lo cuentan ellos mismos. Dicen que continúan trabajando las horas que haga falta, trabajando haciendo guardias los fines de semana,… Las mujeres cuentan que han tenido que dejar los medios para pasar a gabinetes de comunicación para poder compaginar vida laboral y familiar. En los gabinetes se cobra un poco mejor pero sobre todo en los públicos. En los privados la situación no es muy diferente que en los medios. Sí que es cierto que los gabinetes ofrecen cada vez más salidas profesionales porque las empresas e instituciones tienen claro que la comunicación es muy importante para ellas.
Citas los problemas que tiene un periodista independentista en un medio que ataca frontalmente esta opción. También se da el caso inverso. ¿El respeto por la deontología cuando muchos medios están en una guerra de trincheras se hace más difícil?
La tesis me cayó justo en pleno proceso. La empecé en 2016 y la terminé en 2020. Fue justo en el momento en que esta tensión se hizo más evidente y eso influyó en las respuestas de los periodistas. Periodistas que son independentistas y que tienen que trabajar en medios que no lo son explican que lo vivieron con sufrimiento. Algunos borraron el nombre del medio donde trabajaban de la biografía de Twitter porque les daba algo de vergüenza. Ninguno de ellos, sin embargo, me ha dicho que le obligaron a hacer algo totalmente incorrecto. Más bien, cosas como que el periodista quería hablar de ‘presidente Puigdemont’ y le hacían decir ‘ex-presidente’ o el típico tema de los ‘políticos presos’ o ‘presos políticos’. Cuestiones de estas. Obviamente estas polarizaciones tan bestias no ayudan en nada a la ética periodística y a la deontología profesional. Esta politización de los medios de comunicación, estos medios de trincheras no ayudan a un debate tranquilo sobre cuál debe ser el presente y el futuro político de Catalunya.
También dices que es más fácil resistir las presiones desde arriba para cambiar una información en un medio público que en uno privado. ¿En los medios privados están más indefensos los periodistas?
Los medios de comunicación públicos tienen organismos como los consejos o comités profesionales que están más activos que en los medios privados. Intenté contactar con comités de empresa pero da la sensación de que la precariedad ha llegado a un punto tal que ya no luchan como antes cuando eran más combativos. TV3 tiene un consejo profesional muy activo o da la sensación de que los periodistas están más protegidos a la hora de dar su opinión. Evidentemente también están politizados y las influencias acaban estando ahí pero tienen más organismos para frenarlas que los medios privados, donde me dio la sensación de que los periodistas están muy desamparados.
Las empresas no hacen demasiado caso de los códigos éticos vigentes en la profesión. Acabas de entrar en el Consejo de la Información de Catalunya. ¿Qué vas a hacer?
Lo que pueda. El periodismo necesita una mínima autorregulación. Si no nos autoregulamos nosotros nos vendrán a regular desde fuera, como han hecho con leyes como la ley Mordaza y esos tipos de control. Creo en la autoregulación y que la propia profesión se ponga las pilas. Mucha gente desconoce aún el Consejo de la Información y sirve básicamente porque si cualquier persona tiene quejas sobre incumplimientos del código deontológico los estudia y emite una resolución. Hay quien piensa que no sirve para nada, entre comillas, porque no puede poner multas o quitar licencias, pero, al final, ¿quién pone el cascabel al gato? Si hay un organismo que puede poner multas, quitar licencias o cerrar medios acaba haciendo un flaco favor a la libertad de expresión. No es la manera más perfecta pero sí la más respetuosa para garantizar la calidad de la información que se acaba publicando. Si las cosas se hacen mal también hay que decirlo. Defiendo la libertad de expresión por encima de todo pero no la podemos poner como escudo para publicar cualquier cosa. Y esto se debe poner sobre la mesa. Pero desde dentro de la profesión, que no sean organismos políticos externos los que lo hagan porque sino sí que puede haber un problema grave de censura.
Dices que las empresas no hacen demasiado caso de los códigos deontológicos
No. Y lo siento porque, muchas veces, se acaba poniendo toda la presión sobre el periodista de base. El código deontológico interpela al periodista de base pero no a las empresas y las empresas no se sienten interpeladas por nada. Tienes el periodista que quizás intenta hacer bien su trabajo pero se encuentra entre su vocación y deontología y una empresa que le pide que haga cosas con las que no está de acuerdo. Tiene que ser muy valiente para enfrentarse con su jefe o su empresa porque se arriesga a perder un puesto de trabajo que seguramente le será muy difícil de volver a conseguir. La primera responsabilidad de lo publicado es del periodista pero si no se apela también a la de las empresas de comunicación poco podrá hacer. Habrá algunos que podrán dar un portazo y marcharse y otros que por sus circunstancias personales o familiares no se lo pueden permitir. El periodismo es una profesión muy criticada pero la mayoría de periodistas que conozco, y conozco unos cuantos, luchan y se dejan la piel para hacer las cosas tal como creen que se deben hacer, con calidad y ética, y enfrentarse a aquello con lo que no están de acuerdo. Lo que pasa es que el ecosistema es tan precario y hay tan pocas vías para luchar que hace que muchas veces esta lucha no quede suficientemente visibilizada. Muchos periodistas han estado trabajando muchas horas, con sueldos precarios, para informar de las protestas y disturbios por el tema de Pablo Hasél. Es un trabajo que no se ve. Siempre se sale a criticar cuando las cosas no se hacen bien y normalmente cuando no se hacen bien no es culpa de la base sino de más arriba.
Y con todos estos problemas, los periodistas que encuestaste valoraron con un 6,27 su satisfacción con las condiciones laborales que tienen. ¿Esto es vocación o masoquismo?
Yo creo que es mucha conformidad. Los más jóvenes son muy conscientes de la precariedad. Una chica me decía que aspiraba a cobrar mil euros al mes y con ello se daría por satisfecha. Las cosas están tan mal que quien está con un 5 en lugar de un 4 ya le parece que está bien. El periodismo se ha convertido en precario y todo el mundo asume que ser periodista es vocacional y apasionante pero en el pack va que sea precario. Me ha sorprendido este 6,27, este conformismo.
Pasar por las facultades de Periodismo y Comunicación conlleva una mayor resistencia a las intromisiones poco éticas en el trabajo de los profesionales, afirma la tesis
Cuando se mira por tipo de formación se nota que los que han pasado por las facultades de comunicación tienen más preocupación por la ética que los que no han pasado por ellas. Sobre todo se ve entre los más jóvenes. En las entrevistas en profundidad he visto que los más jóvenes suelen estar más satisfechos de su formación a nivel deontológico que los más veteranos. Los más veteranos dicen que pasaron por la universidad para obtener el título y los más jóvenes ponen más en valor esta formación. Muchas veces no les sirve de nada porque una mejor formación no les permite alcanzar unas condiciones de trabajo mejores.
Cerraste la redacción de la tesis dos meses después de estallar la pandemia en nuestro país. Es una variable que no habrás podido analizar en ella
Estaba redactando las conclusiones de la tesis cuando estalló la pandemia. Por lo tanto, esta tesis hace una foto de cómo estaba el periodismo pre-Covid. Al periodismo post-Covid no le auguro un futuro mucho mejor. De entrada se han empezado a producir ERTEs y ERES. La destrucción de puestos de trabajo es segura. Ya se ha producido. El teletrabajo tiene cosas buenas y cosas malas y habrá que ver cómo se encaja. A veces, permite conciliar mejor pero las discusiones en la redacción, debatir cómo enfocar los temas, cómo será el diario al día siguiente o la portada del medio que sea es muy importante, permite aprender de lo que piensan los compañeros. Si se pierde esta socialización del periodismo perdemos todos. Me da mucho miedo el tema de la libertad de expresión. Se ha visto en las restricciones a la entrada a muchos sitios. En la campaña electoral te decían que no podías entrar a hablar con un político diciendo que era para medidas sanitarias. Con esta excusa da miedo que se puedan ir blindando cada vez más las fuentes y que los periodistas tengamos menos acceso directo. Todo se tendrá que ir viendo pero auguro que el futuro será tan precario o más.
Apuntas que los muros de pago para acceder a los medios pueden ser una herramienta para mejorar las condiciones salariales de los periodistas
Si el periodismo es precario lo es muchas veces porque los medios de comunicación no ganan dinero. Si ya ganando dinero las condiciones salariales suelen ser precarias, imagínate con las grandes pérdidas que están teniendo los grandes medios sobre todo. Es un pez que se muerde la cola. No convencerás a la gente para que pague si no le ofreces un buen producto. La gente no es tonta. Si no mejoramos la calidad de la información no conseguiremos que la gente haga este cambio de chip. Por otra parte, como que las redacciones son tan precarias las ediciones digitales trabajan muchas veces aún con copy-paste, quieren llenar con información 24 horas al día más que ofrecer un periodismo de calidad, con información más trabajada. Empieza a haber iniciativas que se auto-sustentan, como eldiario.es, que salen adelante, con dificultades pero más o menos bien. Habrá que ver si esto se puede exportar al resto de la sociedad o si estos muros de pago tampoco acaban de funcionar.
Pides que la administración tenga más en cuenta la calidad de los medios y las condiciones de trabajo de sus periodistas a la hora de repartir subvenciones o publicidad. Una petición que deberían escuchar los nuevos gobernantes de Catalunya
Si al final el único criterio acaban siendo los clicks o la audiencia, no estás garantizando la calidad de la información. Quien haga el titular más escandaloso tendrá más ayudas por parte de la administración y esto crea muchos desequilibrios, también en los medios impresos pero sobre todo en los digitales. Se promociona un tipo de periodismo que no responde a los criterios de calidad e interés público que se deberían tener en cuenta. Se deberían introducir criterios más cualitativos, tener en cuenta el número de trabajadores contratados que tiene esa empresa, la cantidad de producción propia… no sólo cuestiones como el número de visitas que tiene que, al ser cuantitativas, son fáciles de establecer pero no ayudan a hacer un periodismo de mayor calidad.
En cuanto al futuro, dices que nada invita al optimismo. ¿Nada?
Hace tiempo que soy muy pesimista con la profesión. Quizás sí que soy un poco categórica. Como valor optimista confío en que la gente acabará queriendo estar informada. Cada vez es más consciente de que no todas las informaciones en Internet son iguales, de que no todo vale, y tiene criterio para discernir la calidad o no de una información. Falta, simplemente, que esté dispuesta a invertir en información de la misma manera que lo está en invertir en Netflix o cuando va a comprar el pan. Falta este cambio de chip de ver que la información de calidad, que está ahí y hay mucha, vale la pena ser pagada. Pienso que este sería el camino. Los medios de comunicación quizás no volverán a tener grandes beneficios o grandes redacciones, pero tampoco hace falta. Con que continúe existiendo un periodismo plural y que permita tener visiones diferentes del mundo, contrastar las cosas, me daría por satisfecha.