Kiko Llaneras es ingeniero y doctor en Automática e Informática Industrial por la Universidad Politécnica de Valencia. Investiga con modelos matemáticos en biología computacional y biotecnología en la Universidad de Girona, donde es profesor. Es especialista en el análisis de datos. Es miembro de Politikon y sus investigaciones aparecen, a menudo, en la primera página del periódico ‘El País’. ¿Por qué? Lo explicó en la sesión del martes 10 de noviembre del primer ciclo Argonautas “El viaje del conocimiento”.
Empezó explicando que el periodismo de datos es una forma de periodismo que se apoya en cifras. Obliga a ser riguroso: “tratar el periodismo como si fuera una ciencia”. “Periodismo de precisión”, en palabras de Philip Meyer. “Es más que tener una hoja de Excel con números”, especificó.
“Una epidemia tiene una expresión matemática en su base”
Llaneras empezó en 2006 a escribir en blogs de Internet. La innovación en Internet está en otros lados, afirmó, y en 2015 pasó a escribir en ‘El País’. Repasó algunas de las piezas que ha escrito en 2020. Ha sido el año de la pandemia. El coronavirus ha sido el tema dominante en el debate público donde los datos han tenido un papel fundamental. “Una epidemia tiene una expresión matemática en su base”, dijo. Su crecimiento no parecía preocupante al principio pero pasó a ser exponencial, pasando de unos cientos de muertos a 27.000.
Constató que había una enorme demanda de datos por parte de los lectores. Querían formarse su propio juicio a partir de los datos que se le ofrecían. La primera pregunta que nos hicimos era comparar este coronavirus con la gripe. Había un cierto miedo a que la reacción a la epidemia fuese excesiva, teniendo en cuenta como se reaccionó con la gripe porcina de años atrás. Vimos que los datos indicaban que los infectados y la letalidad eran mayores que en la gripe.
Explicó que ha apostado por plantear titulares con pregunta y respuesta: “¿Cómo se compara el coronavirus con la gripe? Los números dicen que es peor”. También dijo que le gustan los titulares largos, que no encajan en la prensa escrita pero sí que son útiles en la web.
El 8 de marzo publicaron por primera vez la curva de la evolución de la pandemia para unos ochenta países, a partir de datos de la Universidad John Hopkins. La información se iba actualizando continuamente. Se replicó lo que iban haciendo medios grandes de Estados Unidos, como el New York Times o el Washington Post.
“Mi gran éxito en esos meses fue salir en El Mundo Today con un titular que decía: El analista de datos de El País, claramente adicto a los datos”, bromeó. Reconoció su fascinación por este tipo de periodismo.
Citó las lecciones que ha aprendido en estos meses de pandemia. La necesidad de mantener un friso fijo, con enlaces a informaciones diversas, que ha ido cambiando con el tiempo. Casos, hospitalizados y fallecidos son los tres elementos que destacan más. En los últimos meses se han incluido resúmenes y análisis de los datos, para interpretarlos, ofrecer más contexto y valorar su fiabilidad.
Explicó que normalmente trabajan con R, un sistema que automatiza los datos, y aportó más información sobre los programas e instrumentos técnicos que usan para crear gráficos y actualizarlos, como Datawrapper. Precisó que no basta con dar datos sino que hay que acompañarlos de un análisis de los mismos y divulgarlo. Dijo que recurre a una newsletter en la que apuesta por hablar con sencillez y claridad. Se planteó qué hay que hacer para mejorar la lucha contra la pandemia a partir de los datos que se van acumulando y como el confinamiento reduce la tasa de contagios.
Concluyó que su trabajo con datos en esta pandemia tiene que “ser útil” y hacer más fácil, mejor y segura la vida de los lectores. También afirmó que importa dar noticias y controlar la gestión de los datos que hacen las administraciones públicas. Enfrentaban una pandemia del siglo XXI con tecnologías del siglo XX y había que denunciarlo.
Finalmente recordó que 2019 fue el año de los mapas electorales hiperdetallados y tuvo mucho éxito porque la gente se veía reflejada en las noticias cuando leía datos de votaciones en sus barrios y calles. Lo posibilitó un software que estrenó el New York Times y que en 2018 permitió hacer un análisis detallado de los resultados electorales de dos años antes. La innovación tecnológica abrió esa posibilidad que ahora utilizan en El País y en muchos otros medios de comunicación. Lo expuso como demostración que la innovación tecnológica ayuda a la información basada en el periodismo de datos.
«El periodismo de datos ha tenido que especializarse en COVID»
En el turno del debate y preguntas, Kiko Llaneras dijo que cree que los mapas seguirán abriéndose camino en el mundo de la comunicación y ofreciendo datos muy cercanos al ciudadano, calle a calle. Aplaudió que el INE dé los datos de renta por distritos censales, porque aporta mucha información. Y que hay que abundar en ese tipo de estadísticas. Su interés y eficacia se ha demostrado en las previsiones y análisis de los resultados de las elecciones en Estados Unidos. Añadió que el periodismo de datos ha tendido a especializarse. Puso su propio ejemplo, ya que se ha especializado en análisis electorales y, ahora, en la Covid.
«No hay que hacer una caricatura de la realidad»
Consideró fundamental querer que la gente lea los contenidos: escribir sobre cosas importantes e interesantes y hacerlo respetando la verdad y el rigor informativo. Rechazó la simplificación excesiva de las informaciones pensando que los lectores no van a entendernos, pese a que haya que aportar datos complejos. “No hay que hacer una caricatura de la realidad”, afirmó.
Sobre el futuro de la prensa de papel dijo que tiene sus lectores y que va a seguir pero que los periodistas en activo y en formación tienen que pensar en digital. Muchos medios han pivotado hacia productos en suscripción y Llaneras cree que eso está bien, aunque el futuro pasa por el teléfono móvil y hay que crear aplicaciones, diseñarlas, para que sirva como elemento de transmisión informativa en los próximos años.
Un reto que puso sobre la mesa es si los periodistas de datos deberían aprender a programar además de manejar la información de qué disponen. Es una gran decisión, que lleva mucho tiempo pero que abre y abrirá muchas puertas.
Acabó explicando que las encuestas electorales no pueden mejorar mucho más de lo que ya hacen sino que hay que mejorar la comunicación y la explicación de los datos de que se dispone. Y que las que se hicieron en Estados Unidos no se equivocaron tanto como algunos analistas o medios de comunicación han dado a entender.