La Semana Mundial de la Armonía Interconfesional es un proclamo de la Asamblea General de la ONU que se celebra cada primera semana de febrero desde el año 2011. El objetivo principal es promover actividades y establecer compromisos que desarrollen una sensibilidad entre las diferentes esferas públicas y privadas de la sociedad. La Armonía Interconfesional apela a todas las religiones, confesiones y creencias.
Los fundamentos de la proclamación se recogen en la resolución A/RES/65/5, aprobada el 20 de octubre de 2010. En esta, se hace referencia a la cultura de la paz como resultado del diálogo y la comprensión entre religiones. ¿Pero sabemos realmente qué responsabilidad tenemos como individuos o colectivo en la construcción de esta ‘cultura de la paz’? Unos de los puntos que reúne la resolución (A/RES/53/243) apela a las responsabilidades de cada persona indistintamente al gremio que pertenezca. Por ejemplo, el artículo 8 establece:
“Desempeñan una función clave en la promoción de una cultura de paz los padres, los maestros, los políticos, los periodistas, los órganos y grupos religiosos, los intelectuales, quienes realizan actividades científicas, filosóficas, creativas y artísticas, los trabajadores sanitarios y de actividades humanitarias, los trabajadores sociales, quienes ejercen funciones directivas en diversos niveles, así como las organizaciones no gubernamentales.” (Resolución 53/243 de la Asamblea General “Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz” aprobada el 6 de octubre de 1999).
En conclusión, la paz, la tolerancia y la comprensión mutua entre religiones son tres requisitos que destaca Naciones Unidas para crear espacios y relacionamiento interreligioso.
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