Aunque últimamente parezca que nuestro mundo se reduzca a las paredes de nuestras casas, lo cierto es que la pandemia de coronavirus ha obligado a más de un tercio de la población mundial a recluirse en sus hogares según datos de la ONU del mes de marzo. Un dato que, si bien es desalentador debido a la magnitud del problema que ello implica, puede, en cierta manera, aligerar esta ansiedad e infortunio que sentimos, pues evidencia no estamos solos en esto.  

Es por esta incidencia global que ha tenido el coronavirus, que desde SomosPeriodismo nos hemos propuesto averiguar y conocer mejor cómo diferentes personas de otros países, concretamente estudiantes de Noruega, Colombia y Escocia, están viviendo el período de confinamiento en sus respectivas naciones; qué medidas han tomado sus gobiernos, como estudian, y, en definitiva, ver hasta qué punto sus vidas se han visto afectadas por esta crisis. 

NORUEGA

  • Nombre y apellidos: Cristina Ametller Quero
  • Edad: 21 años
  • Universidad: Inland Norway University of Applied Sciences (de Erasmus)
  • Estudios: Biologia
  • Localización: Campus de Evensted, Noruega

A Cristina la pandemia del coronavirus la cogió en su inicio de Erasmus en Noruega. Llevaba un año entero trabajando y ahorrando para poder viajar hasta allí y disfrutar al máximo de la experiencia, pero la vida tenía otros planes para ella. “El 11 de marzo por la tarde nos reunieron para decirnos que todas las instalaciones de la universidad cerraban. Nos permitieron quedarnos en las residencias, aunque las fronteras de Noruega iban a cerrar pronto y no podían asegurarnos que tras el cierre pudiéramos salir del país”. 

Si bien en un primer momento la población se confinó de forma total aunque no fuera algo impuesto, Cristina afirma que en las municipalidades (divisiones administrativas del país) las restricciones eran mucho más flexibles que en las grandes ciudades, como Oslo. – en Oslo se encontraba el foco más importante del virus, así que allí las restricciones eran más duras-. Sin embargo, Noruega ha sido uno de los primeros países en superar la pandemia y abrirse al mercado de nuevo. Desde España, hemos visto esta recuperación con admiración y envidia, pero sobre todo con dudas; ¿Qué factores han incidido en esta pronta mejora de Noruega? ¿Por qué en los países del sur nos está costando tanto doblar la curva de contagios?

Si bien encontrar una respuesta adecuada es complicado, y sería necesario acudir a expertos y epidemiólogos, Cristina nos deja entrever algunas pistas, todas ellas relacionadas con el carácter social de los Noruegos; “desde que estoy en este país me he dado cuenta de que los noruegos son muy responsables y se preocupan mucho por cuidarse. Son gente amable, sí, pero cuando les dictan unas leyes o restricciones las cumplen a rajatabla, son muy disciplinados. Eso no significa que no sean amables, pero, por ejemplo, el contacto entre personas aquí es mínimo de por sí, comparado con los españoles. Aquí, aunque tengan muchas ganas de ver a los suyos, nadie se saltará el confinamiento para ir a visitar a un familiar,  porque se lo están tomando muy en serio.

Durante el confinamiento Cristina también ha estado atenta a lo que lo que ocurre en España, en su hogar, y ha visto con preocupación como durante las semanas negras de abril, los muertos diarios llegaban casi a mil, así como la primera salida de los niños a dar paseos. “A mis amigas les he enseñado las fotos de cuando dejaron salir por primera vez a los niños en España y se quedaron impactadas por la irresponsabilidad de los padres, el gobierno les dio la mano y ellos cogieron el brazo”. 

Todo apunta a que la conciencia y responsabilidad de los noruegos les ha conducido, en parte, a esta temprana mejora, factor sumado a las medidas de distancia social y las restricciones en movilidad que tomó el gobierno noruego desde un primer momento, sin llegar a imponer un confinamiento total, factores que se han traducido en una reapertura gradual y lenta hacia la ya conocida como “nueva normalidad”. Si bien los colegios ya han abierto. Las universidades en Noruega siguen cerradas. “solo pueden ir a los centros universitarios aquellos que realicen prácticas de campo, aunque en grupos muy restringidos”. Cristina está viviendo esta pandemia en la residencia de su Universidad. “Estoy viviendo en un campus aislado de la civilización, así que tampoco nos hemos visto muy afectados.

«Los estudiantes de la residencia seguimos viéndonos, incluso hicimos una barbacoa»

Sigo saliendo cada día a caminar, vamos al pueblo más cercano a comprar…Así que el cambio no es muy significativo. Sabemos que la cuarentena está allí y la pandemia sigue, pero el impacto en los municipios es mucho menor”. De este modo, Cristina sigue viéndose con los compañeros de la residencia de su campus a diario y pueden congregarse para hacer actividades “Los estudiantes de la residencia seguimos viéndonos, incluso hicimos una barbacoa el otro día. La mayoría somos estudiantes erasmus, ya que los noruegos se fueron a sus hogares cuando se decretó el estado de alarma”. 

Durante el confinamiento Cristina y sus compañeras han podidio seguir paseando y quedando.

Pese a estar lejos de casa y con un ojo puesto en su hogar, Cristina agradece poder pasar en Noruega esta pandemia. “Estoy mucho mejor que si estuviera en España haciendo la cuarentena porque como la población ha hecho caso a las autoridades todo se ha solucionado más rápido y ya se están reabriendo fronteras entre municipios y notamos que la sociedad ya se ha acostumbrado al cambio, lo que permite que vayamos saliendo poco a poco”. 

«Estoy muy contenta de estar aquí, pero me preocupa la situación en España»

Sin embargo, la situación en España no es tan buena como en Noruega, y Cristina es consciente de ello. “Estoy muy contenta de estar aquí, pero me preocupa la situación en España. No puedo saber cómo lo habéis pasado allí porque no lo he vivido, pero si la sociedad no se pone estricta a nivel individual y no se cumplen las medidas del gobierno, España lo va a tener difícil para salir de ésta. Noruega ha sido ejemplar en cuanto a la responsabilidad individual, y ahora vemos los resultados en la curva, que ya está doblegada y de bajada”. 

Si todo sigue su curso y la situación en España mejora, Cristina podrá terminar su curso en Noruega y volver a España en junio. 

COLOMBIA

  • Nombre y apellido: Juan Pablo AnayaJUAN PABLO ANAYA
  • Universidad: Universidad del Rosario
  • Estudios: Administración negocios internacionales
  • Localización: Bogotá, Colombia
Juan Pablo cerca de su domicilio, en Bogotá.

Aunque en Colombia el grado de confinamiento es total, Juan Pablo explica que recientemente se ha abierto la economía a dos sectores: el de la construcción y el de la manufactura, como un intento del del gobierno nacional de hacer una reapertura progresiva del mercado económico.

«la calidad de la educación es algo que se ha visto afectado cuando se opta por el medio virtual para la enseñanza”. 

Sin embargo, uno de los mayores problemas a los que se ha tenido que enfrentar el gobierno colombiano es el de los estudios durante la crisis del coronavirus en Colombia. “aquí tenemos una brecha de conectividad que impide que los estudios se realicen de forma exitosa, aunque el gobierno ha trabajado en esfuerzos para lograrlo”, asegura Juan Pablo. “Si bien la pandemia hizo que nos adelantáramos algo en realizar esta migración hacia lo digital, nos ha cogido algo mal frente a la enorme necesidad que se tiene durante la crisis para educarse por este medio, y la calidad de la educación es algo que se ha visto afectado cuando se opta por el medio virtual para la enseñanza”. “Si bien es cierto que ha habido algunos problemas de orden público por parte de estratos socioeconómicos bajos debido a la falta de alimentación que sufren durante la pandemia, en términos generales la sociedad está concienciada sobre el problema. Concretamente, en Bogotá el 70% de la población ha cumplido con la cuarentena”.

Una medida curiosa que se ha implementado en la capital colombiana es la conocida como “pico y género”. Juan Pablo explica que esta medida consiste en dejar salir a las mujeres los días pares y a los hombres en los impares, con el fin de restringir las salidas a la calle y controlar la afluencia de personas en zonas públicas.

“A nivel individual es cierto que la cuarentena no me ha afectado tanto como a otras personas porque por mi trabajo estoy acostumbrado a tener que quedarme en casa, así que personalmente no he sentido una fuerte necesidad o ansiedad para salir”. Pese a la dificultad de la situación, Juan Pablo también ha encontrado puntos positivos que puedan extraerse de esta cuarentena: “lo único positivo que he encontrado a nivel personal es el acercamiento que he tenido con mi familia, dentro de mi casa, nos encontramos todos bien mentalmente y tenemos una muy buena relación”. 

«el acercamiento de personas va a ser más frívolo y distanciado por lo particular de esta pandemia, por el modo en que se transmite el virus.»

Un hecho en el que coinciden tanto políticos, sanitarios y expertos en el campo sociológico es que, una vez superada la crisis del coronavirus, la vida tal y como la conocíamos va a cambiar. “Una nueva normalidad” es la palabra que más se ha repetido estos últimos días como descripción de la realidad a la que la sociedad va a enfrentarse. Juan Pablo se suma a este pensamiento: “Pienso que todo va a cambiar, el saludo afectivo, el acercamiento de personas va a ser más frívolo y distanciado por lo particular de esta pandemia, por el modo en que se transmite el virus. Esta pandemia ha llegado a replantear modelos laborales, económicos y personales. Incluso la forma en la que viajamos se va a ver afectada. El tránsito aéreo a nivel nacional e internacional se verá dañado, se tienen datos de que esta fue la vía con la que el virus entró y creció al país, de hecho costó la cabeza del directivo del aeropuerto de Bogotá”. 

La crisis del coronavirus en Colombia – y en el resto de Latinoamérica- llegó más tarde que en Europa, lo que, de algún modo, ayudó a poder prepararse mejor para la gestión. “aunque en el gobierno ha habido polémicas por cuestiones de ego y poder, se actuó relativamente rápido si analizamos el ritmo de actuaciones a nivel mundial,  pero el problema principal en Colombia ha residido en la aplicación de pruebas, que es un proceso largo. Pese a ello, hay que destacar el nivel de conciencia de nuestros gobernantes”. 

Juan Pablo ya piensa en lo primero que querrá hacer cuando esta pesadilla haya terminado “Lo que más deseo hacer cuando salga es viajar con mis papás y con mis hermanas a una finca de descanso. También quiero ser más consciente con mi papel como ser humano con el planeta, dejar una huella, pero una huella positiva”. 

ESCOCIA

  • Nombre y apellidos: Bernat Llobet 
  • Edad: 21 años
  • Estudios: Ciencia y Tecnología de los Alimentos
  • Localización: Fort William, Escocia
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A Bernat Llobet la crisis del coronavirus le ha pillado en Fort William (Escocia). Se trata una región en la que no ha habido muchos casos de covid19. En el global de Escocia, la pandemia ha provocado un total de 1.559 muertes, una cifra notable pero menor si la comparamos con Inglaterra, con 25.528 decesos, que ha concentrado prácticamente todo el grado de mortalidad en la Gran Bretaña.

En el caso concreto de Bernat, se encuentra en Fort William trabajando en un hotel después de haber estudiado un grado de Ciencia y Tecnología de los Alimentos. En Escocia, el primer caso de coronavirus fue identificado a principios de marzo. El viernes 21 de marzo se decretó el cierre de los colegios y guarderías, y el transporte público redujo sus servicios para evitar aglomeraciones. El hotel en el que trabaja Bernat seguía trabajando con normalidad hasta que llegó ese día, en el que ya tuvo que cerrar también el restaurante y los clientes no podían hacer uso de él. “A partir de ese día ya no he vuelto a trabajar más”, explica. No obstante, asegura que ya llevaba días pensando que en cualquier momento eso iba a ocurrir: “La verdad es que viendo lo que estaba ocurriendo en España, pensaba que iba a ser incluso antes.”

Nos cuenta que las restricciones en su municipio son algo menos restrictivas que en las grandes ciudades como Glasglow o Edimburgo, donde las autoridades no dejaban entrar ni salir a nadie de ellas. Ese control policial no era tan estricto en los pequeños municipios como el suyo. Bernat explica también cuáles fueron las instrucciones que recibieron de parte del primer ministro del Reino Unido Boris Johnson: “El 23 de marzo salió a declarar definitivamente que estábamos “locked down”. Las instrucciones eran claras: solo se podía salir para hacer compras de primera necesidad, y para hacer deporte un máximo de una hora, acompañado de alguien que viva en la misma vivienda que tú. Las distancias de seguridad entre personas externas a tu vivienda debían ser como mínimo 2 metros.”

«Si paseando por la calle te encontrabas a alguien de cara, bajaban de la acera para respetar la distancia marcada»

Bernat valora positivamente la respuesta de los ciudadanos escoceses a la orden de confinamiento decretada por el Gobierno escocés: “En los supermercados las indicaciones habían cambiado y la gente las cumplía muy respetuosamente y con responsabilidad. Si paseando por la calle te encontrabas a alguien de cara, bajaban de la acera para respetar la distancia marcada. No obstante, también resalta la escasez del uso de mascarillas y guantes, unos bienes que afirma que ahora también siguen siendo “escasos”.

La consejera de Sanidad de Escocia, Catherine Calderwood, dimitió el pasado 6 de abril después de difundirse una fotografía suya tomada en su segunda residencia en Earlsferry, incumpliendo con ello las medidas de confinamiento impuestas por su propio Gobierno. Bernat lo define como “una falta de respeto muy grande”, principalmente hacia el personal sanitario que se jugaba la vida en los hospitales. Dentro de lo que cabe, también destaca que por lo menos Calderwood asumió su responsabilidad: “Al menos ella aceptó que lo hizo mal y dimitió”.

La relación a distancia que Bernat mantiene con su familia, residente en Catalunya, en los siete meses que lleva viviendo en Fort William también se ha visto afectada durante estos meses de confinamiento: “Desde que estoy aquí la comunicación siempre ha sido muy constante, pero en este caso ha sido aún más directa, ya que ellos se están preocupando por mí y yo por ellos.” El joven se muestra especialmente inquieto por la salud de sus abuelos, al pertenecer a un grupo de riesgo. Por ello, reconoce también haber estado más pendiente de la situación de la pandemia en Catalunya, para estar informado acerca de su evolución.

Su día a día en estos últimos meses ha transcurrido en el mismo hotel donde trabaja, ya que es allí donde también reside: “Mis días son largos y aburridos”, lamenta. Cerrado el restaurante del hotel, de su rutina diaria han desaparecido los dos turnos en los que trabajaba (desayuno por la mañana y cena por la noche), y se han incorporado nuevas funciones: “Algunos días ayudamos al hotel a limpiar y a ordenar algunos espacios, ahora que no hay clientes y el hotel está vacío.” Por suerte, la presencia de sus compañeros y los paseos diarios hacen que la situación pueda pasar de mejor forma: “Intentamos pasar las horas juntas y haciendo algo distinto cada día”. Del mismo modo, también dedica un rato cada día a hablar por videoconferencia con su familia y con amigos de Catalunya.

«El Gobierno escocés sigue pagando el 80% del sueldo durante los meses de abril, mayo y junio a los trabajadores que se han quedado sin trabajo a causa de la crisis del coronavirus»

Como elemento positivo, Bernat destaca el hecho de que el Gobierno escocés sigue pagando el 80% del sueldo durante los meses de abril, mayo y junio a los trabajadores que, como él, se han quedado sin trabajo a causa de la crisis del coronavirus. “Es una gran suerte”, agradece, añadiendo también que ya ha cobrado la mensualidad de abril sin retraso alguno.

En comparación con lo que se vive en España en estos momentos, Bernat valora también el hecho de haber podido salir a la calle a pasear y a hacer deporte desde el primer día: “Aquí no hay muchos casos de coronavirus, y al menos me siento un poco más seguro”.En el horizonte de Bernat no deja de estar la gran incógnita: ¿cuándo podrá regresar a su casa con su familia? Nos cuenta que tiene reservado para el próximo 30 de mayo un vuelo de Glasgow a Barcelona, pero se muestra bastante pesimista respecto a la posibilidad de que pueda terminar cogiéndolo: “Me temo que lo cancelarán”. Intentando buscar otra alternativa para volver, se ha puesto en contacto con la embajada española en Edimburgo, que le planteó como única posibilidad ir a Londres y coger allí un vuelo directo hacia Barcelona. Sin embargo, no puede llevar a cabo tal cometido porque Fort William se encuentra a más de cuatro horas y media del aeropuerto de Glasgow, y para poder ir hasta Londres debería coger un avión o un tren nocturno de doce horas de duración. Por todo ello, se muestra algo compungido y resignado ante lo que pueda ocurrir: “Este mes de mayo voy a estar a la espera y a final de mes decidiré cuál es la mejor opción para volver. Lo que tengo claro es que quiero regresar lo antes posible”, asegura. Algo que, por ahora, únicamente está en manos del azar.

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