La XIII Jornada de Viajes, Comunicación y Aventura ha sido el escenario elegido para que Ana Blanco reciba el Premio Itaca 2024 en reconocimiento a su extensa trayectoria profesional. La informadora vasca entra a formar parte de esta manera a una exclusiva lista formada por nombres como Martín Caparrós, Iñaki Gabilondo, Pepa Roma, Rosa María Calaf, Jordi Évole y Sebastião Salgado.

La periodista galardonada subió al escenario desprendiendo felicidad y emoción a partes iguales, fundiéndose en un tierno abrazo con Santiago Tejedor y con el resto de miembros de la mesa.

Blanco ha declarado que se siente agradecida sobre todo hacia sus compañeros. Aquellos que la han acompañado durante toda su trayectoria como profesional de la información. Ha recalcado que el periodismo es un trabajo en equipo y que este premio es de todas las personas con las que ha trabajado. Además ha añadido que ha sido partícipe de la transformación que se ha producido en la información y en la sociedad, hecho que le ha supuesto un reto que ha superado con nota.

Ha reconocido que la noticia más impactante que tuvo que dar fue la del 11-S, en la cuál se tuvo que nutrir de informaciones que recibía por parte de los medios americanos. La galardonada ha reconocido que le costó mucho volver a visualizar las imágenes del atentado y que todavía hoy le cuesta. Hizo especial énfasis en la crisis informativa de la DANA, comparándolo con este último suceso.

Por último, dejó un par de consejos para los jóvenes sobre la profesión:

Martín Caparrós, en defensa de la empatía como la mejor manera de contar el dolor

El acto también ha contado con un diálogo entre Martín Caparrós y Marta Nebot, en el que se ha profundizado en las experiencias más intensas del reportero y escritor argentino durante su trayectoria. Según el periodista, se debe mantener un equilibrio moral cuando se trata con personas malvadas, pese a que nos parezcan interesantes, no podemos dejarnos fascinar e ignorar sus atrocidades. A veces, incluso se debe tirar de inventiva como cuenta Caparrós: “Tras entrevistar al almirante Rojas, le robé una figura de marfil que tenía de un elefantito, para demostrar que no nos habíamos hecho amigos”.

Amante de la crónica, el informador latinoamericano ha defendido a capa y espada el uso de la primera persona y ha cargado duramente contra aquellos que dejan a un lado la empatía para hacer porno miseria: “No hay peor forma de arruinar un relato que llenarlo de adjetivos y adverbios de pena, dolor y desgracia.” Tras toda una vida relatando el sufrimiento ajeno, Caparrós enfrenta un reto aún mayor: hacer un reportaje sobre su lucha contra la ELA. El periodista ha mostrado su visión sobre este proyecto tan íntimo: “El problema principal es esa pudorosa de que mi dolor a mí no me parece interesante. Me sucede a mí, pero, ¿A quién le importa?”

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Los reporteros piden humanidad y valentía para relatar un mundo cada vez más violento y polarizado

También ha visitado el Aula Magna Janira Gómez, corresponsal freelance en Jerusalén, para explicar las adversidades que está sufriendo para informar sobre el conflicto entre Israel y Palestina. La reportera insiste que hay que superar el miedo para abordar esta situación, pese a que admite que sufre la autocensura: “A día de hoy no escribimos sistema de apartheid cuando hablamos de esta zona”. Dentro de un contexto de tensión histórica y gran polarización que dificulta dotar de credibilidad a lo que cuenta el periodista, Gómez remarca el mayor obstáculo que le presenta el estado israelí: “No me considero una corresponsal de guerra, no estamos pudiendo tocar el terreno y estar ahí. Te sientes impostor”.

Mayte Carrasco, Patricia Simón y Ricard García, una importante visión para cerrar

La cereza al pastel la pusieron las periodistas Mayte Carrasco, Patrícia Simón, y el fotógrafo de guerra Ricard García, cerrando la jornada hablando sobre la situación geopolítica que enfrenta el mundo y las dificultades que acarrea contarla. Mayte Carrasco destaca la necesidad de poner límite entre la vida personal y el oficio en casos extremos y que cuando se va a un territorio en conflicto prima la convicción: “Hay que ir a la guerra con un motivo y sobre todo con un objetivo.” La reportera catalana ha argumentado que hay situaciones que escapan de la imparcialidad: no se pueden justificar matanzas infantiles. Carrasco acentúa el rol del periodista en un contexto internacional muy inestable: “Estamos en un mundo en conflicto, y el conflicto lleva al amor y al odio, y a la separación profunda de estos sentimientos”.

Ricard García, tras plasmar con su cámara el drama en distintos puntos de Oriente Medio y África, describe su receta para una pieza perfecta: “Una fotografía tiene que tener tres elementos principales. La información, la emoción que contiene la fotografía y la composición.”

Por su parte, Patricia Simón alerta que en el panorama mediático y la manera en la que nos relacionamos con la actualidad ha sufrido un gran cambio: “Hemos pasado de estar a la era del miedo, a la era de la desinformación.” La periodista también ha argumentado que este problema es originado por los propios medios de comunicación que han fallado a la ciudadanía a la hora de informar. Como ecofeminista, Simón explica que la situación medioambiental también tiene efectos negativos más allá del clima: “Un mundo en crisis climática y más desigual, es un mundo más violento, y hace falta romper con la dinámica de no hablar con el victimario.”

Imagen de Oriol García.

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