Martín Caparrós: Reflexiones sobre narrar el dolor 

Hamlet Ramírez, Adrián Ríos, Ainara Rodil , Jana Tebar y Danae Torres

Imagen: Marta Nebot y Martín Caparrós. Créditos: Diario Público
Imagen: Marta Nebot y Martín Caparrós. Créditos: Diario Público

En la jornada titulada “Contar el dolor: enfrentar la vida”, el reconocido periodista y escritor Martín Caparrós reflexionó sobre los desafíos éticos y narrativos de documentar el sufrimiento humano. Desde su experiencia cubriendo historias sobre el hambre y la desigualdad, hasta anécdotas sobre el turismo sexual infantil en Sri Lanka. Caparrós ofreció una visión íntima y cruda de su oficio.

El hambre, más que una estadística

Caparrós compartió su lucha por evitar convertir el dolor en un espectáculo vacío. Durante la investigación para su libro sobre el hambre, viajó a países como Níger, Madagascar e India, buscando historias específicas que desnudaran la crudeza de la realidad. Sin embargo, el autor confesó el temor de caer en lo que denominó pornografía de la miseria: “Lees historias terribles, te sientes empático, te dices ‘qué bueno soy’, y a los 10 minutos vuelves a tu vida sin marcas aparentes”. Para evitarlo, enfatizó la necesidad de explicar los mecanismos detrás del sufrimiento: “Si uno entiende por qué pasan las cosas, es mucho más difícil olvidarlas”.

«La empatia y el silencio son decisivos. hay pocas cosas que las personas soporten menos que el silencio«

Según Caparrós, el hambre, lejos de ser una idea abstracta, representa la experiencia de millones de personas que no saben si comerán al día siguiente. Relatar sus historias requiere un equilibrio entre empatía y responsabilidad narrativa, evitando que el lector se limite a la conmoción pasajera.

El dilema ético del narrador

Uno de los momentos más impactantes de la charla fue cuando el periodista recordó un episodio en Sri Lanka. Al intentar documentar el abuso infantil vinculado al turismo sexual, se encontró con un dilema ético. Observó a tres niños jugando desnudos en la playa y decidió fotografiarlos sin ser visto. Sin embargo, los niños comenzaron a posar de manera sugestiva, conscientes de la cámara. “De pronto parecían la ilustración perfecta para el tema, pero me di cuenta de que yo era parte del problema. Me sentí un consumidor de su sexualidad. Sentí un asco que nunca había tenido antes”.

Imagen de elaboración propia

Caparrós destacó que este tipo de relatos evidencian lo complejo de representar la realidad sin perpetuar el daño. En su visión, cuanto más austero sea un texto, mayor será su impacto: “No hay peor forma de arruinar un relato que añadiendo adjetivos innecesarios”.

La subjetividad del periodista

Caparrós también reflexionó sobre la importancia de la primera persona en la crónica. Aunque el periodismo tradicional ha buscado ocultar al narrador para simular objetividad, él aboga por reconocer que todo relato es subjetivo. “No hay relato posible sin un relator, sin alguien que decide qué se cuenta y qué no. Ser periodista es ver una realidad y decidir qué parte merece ser narrada”.

Al abordar el dolor, Caparrós destacó que este siempre tiene dos caras: víctima y verdugo. Aunque suele ser más sencillo empatizar con las víctimas, también le interesa explorar a los victimarios, revelando su humanidad y contradicciones. “Entrevistaría a Hitler si pudiera; los malos suelen ser personas muy interesantes”.

Imagen de elaboración propia

Un nuevo proyecto personal

Actualmente, Caparrós trabaja en una crónica sobre pacientes de ELA en el Hospital Carlos III de Madrid. En este proyecto, el periodista ha encontrado una empatía especial al compartir experiencias con quienes enfrentan esta enfermedad, que también lo afecta personalmente. “Por primera vez, encuentro una forma distinta de hacer crónica. Hablo con enfermos que entienden exactamente lo que siento. Nos hacemos chistes entre nosotros. Es un dolor compartido”

«Es el libro mas fácil de mi vida en cuanto a la producción«

Con más de 50 años de trayectoria, Martín Caparrós reafirma la importancia de contar historias que no solo conmuevan, sino que impulsen a comprender y recordar las causas profundas del sufrimiento humano.

Artículo anteriorAna Blanco, Premi Ítaca 2024 per la seva trajectòria
Artículo siguienteLa periodista Ana Blanco recibe el Premio Ítaca 2024