Uno de los sectores de la Cañada Real en Madrid
Uno de los sectores de la Cañada Real en Madrid / Foto: Samuel Sánchez para El País

Ya son casi tres meses sin electricidad en una de las zonas más desfavorecidas de España. La Cañada Real, en la Comunidad de Madrid, es probablemente el asentamiento irregular más grande de España. Está lleno de edificaciones levantadas sin permiso, con una preponderancia de chabolas, aunque también existen bloques de pisos o chalés. En este asentamiento viven colectivos afectados por la marginación social, desde trabajadores inmigrantes, personas que viven en la pobreza o traficantes de drogas. Pero ¿qué ha provocado estos cortes en el suministro de electricidad?

José Tortosa, comisionado del Gobierno para la Cañada Real, reconoce que, la falta de luz se debe a “una sobrecarga muy grande de la red que no viene por un uso doméstico”.  Y es que la proliferación de plantaciones de marihuana, que ha aumentado en este último año de pandemia, parece ser la gran culpable en esta situación, que se ha visto acentuada en estos últimos meses.

Comunicado de alarma de Naciones Unidas

El último corte de luz se produjo el día 2 de octubre y afectó a cerca de 4.500 personas, especialmente aquellas situadas en los sectores 5 y 6 de la Cañada. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) por su parte, hizo público el pasado 22 de diciembre un comunicado en el que exigían el restablecimiento de la electricidad en los hogares afectados. «Los niños y niñas de la Cañada Real Galiana están sufriendo unas condiciones de vida extremadamente difíciles, y su salud está en grave peligro», advirtieron los expertos. A principios de 2020 el Relator Especial para la extrema pobreza y los derechos humanos, Philip Alston, visitó la zona y realizó un informe al respecto.

Las necesidades de las familias de la Cañada no son diferentes a la del resto de familias españolas. Se están violando varios derechos fundamentales, como el derecho a la salud o a una vivienda digna. El comunicado resalta como la salud de los niños se esta viendo severamente afectada: “Los que utilizan sillas de ruedas eléctricas no pueden cargar sus baterías; los niños y niñas con diabetes no pueden mantener la insulina a la temperatura adecuada; los niños y niñas con autismo tienen problemas para adaptarse a la falta de luz, y una niña que normalmente utiliza un equipo de oxigenoterapia durante 15 o 16 horas al día ha visto impedido su uso.”

Las condiciones que establece el desarrollo de la pandemia han cambiado totalmente las metodologías educativas pero en la Cañada, los niños y niñas que están inscritos en la escuela no pueden participar en las clases on line por la falta de electricidad. Por otro lado, las organizaciones y fundaciones que dan apoyo educativo a estos estudiantes fuera del horario escolar tampoco pueden funcionar sin electricidad y calefacción.

Aumentan las enfermedades respiratorias e infecciosas

El comunicado de la ONU no es la primera muestra de preocupación de las organizaciones gubernamentales con la situación que se está dando en este asentamiento de Madrid. Cuatro días antes, Ernesto Gasco, el alto comisionado del Gobierno para la lucha contra la pobreza infantil visitó la Cañada y observó de primera mano la realidad de este asentamiento.

Después de su visita, el comisionado envió una carta a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para reclamar su “inmediata actuación” ante la situación que se está dando en la Cañada Real. Esta carta pone de manifiesto la dificultad en la gestión de la situación, así como la necesidad de actuación de las administraciones públicas y el desarrollo de políticas efectivas: “la Cañada Real presenta desafíos de gestión, precisamente por eso firmó el Pacto Regional por la Cañada Real Galiana, aún pendiente de desarrollar” señala la carta.

Además, subraya como «las consecuencias para la salud física y mental se están agudizando cada día» y que están aumentando «la incidencia de enfermedades respiratorias e infecciosas provocadas por el frío y las intoxicaciones por el uso de gas y leña para calentarse».

Por su parte, la ONU previene ante la posible culpabilización de algún grupo étnico a partir de algunas causas del problema y dice que ello no es ninguna solulución. Por ello critica a aquellas “autoridades que culparon de los cortes de electricidad a las plantaciones ilegales de marihuana, y dieron a entender que las personas residentes en el asentamiento informal son delincuentes”.

La pobreza y la marginación social son problemas en nuestro país que no van a desaparecer de la noche a la mañana y que necesitan de políticas efectivas y consenso entre gobiernos.

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