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Andrea Fajardo, Araceli Florit, Adrià Garnica, David Muñoz

Las familias españolas cada vez deben destinar una mayor parte de su salario a cubrir sus necesidades vitales básicas

La inflación sigue subiendo sin descanso. Los últimos meses hemos visto cómo ciertos alimentos cuestan más que antes. La parte de nuestro sueldo que debemos emplear en el supermercado se encarece, pero los salarios están estancados. Pasta, harinas, leche, aceites, mantequilla… se disparan entre un 15% y un 60% en un año. La inflación es para todos, sí, pero la pagan los de siempre.

El grupo de los alimentos es el principal factor inflacionista en el IPC y está siendo decisivo a la hora de fijar una seria resistencia para que los precios se moderen. 

A ello se le debe sumar que en el último año, la calefacción, el alumbrado y el agua se han encarecido un 24,8%; los aceites y grasas se han elevado un 23,8%; los huevos son un 23,6% más caros; la leche cuesta un 25,1% más, y los cereales, un 22,3% más.

La cesta de la compra, cuyo peso en la determinación del IPC es el mayor de todos (22,6% del total), se ha encarecido de media un 14,4%, cinco puntos y medio más que el índice general de inflación (8,9%) en solo un año. 

Las familias deben afrontar un sobrecoste anual de 830 euros en alimentación como resultado de la inflación, según la Organización de Consumidores y Usuarios. La OCU advierte de que «en el corto plazo nada hace pensar que la situación vaya a cambiar y es probable que todavía suban aún más los precios de algunos productos en los próximos meses».

A esta situación, se debe sumar que los salarios de empleados, mandos intermedios y directivos en España llevan estancados desde el 2007, sin ganar a la inflación y con un remate en el 2021 que se ha traducido en recortes de sueldos. Así lo concluye un estudio de EADA Business School y la firma de recursos humanos ICSA. 

Así, el castigo es doble: recorte retributivo y golpe de la inflación. «Los salarios han bajado de forma objetiva y además la inflación está afectando al poder adquisitivo», resumió Jordi Assens, doctor en Economía y Empresa y profesor de EADA.

A continuación, dispones de un juego interactivo en el que puedes ponerte en la piel de una familia que tiene que hacer frente a la cesta de la compra para subsistir.

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