La ciudad de Barcelona es considerada como el epicentro del arte Drag, además de ser considerada una de las ciudades más “LGBTIQ+friendly” del mundo en 2022. En ella se centra el resurgimiento de la escena española e incluso europea de esta práctica. Tras unos años difíciles marcados por la pandemia de la Covid en los que impactó negativamente y directamente al colectivo en cuestiones de contratación, eventos y actividades nocturnas, el arte Drag renace con fuerza. Facilitado por el contexto actual de las redes sociales y las nuevas tecnologías, las artistas emergen y se dan a conocer entre la sociedad. Además, esto les permite conseguir herramientas esenciales para su ejercicio como vestuario, calzado de tallas grandes, pelucas y maquillaje.
En el entorno actual de auge, entonces, urge la necesidad de una entidad destinada a defender y abogar los derechos de las artistas. Así pues, nace la primera asociación Drag de España en la capital catalana, la cual es el foco de este arte. Como objetivo principal se aborda la precariedad laboral que a menudo afecta a este sector artístico, además de ser un espacio seguro y una plataforma para fomentar la excelencia en las representaciones y la diversidad de artistas. Además, han tomado iniciativa, la Drag Assembly, que se centra en la recaudación de fondos para poder conseguir sus objetivos y financiar sus actividades mediante distintas interpretaciones.
Actualmente, el arte Drag goza de buen nombre entre la comunidad, pero la realidad que se vivió hace unas décadas no tiene nada de parecido al presente. El origen de los “imitadores femeninos” se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX relacionado con el cine mudo y el teatro popular. Se ubica el origen exacto en el teatro isabelino de Inglaterra, en el cual no podían actuar mujeres. Por este motivo, los hombres se vestían como tales para interpretar papeles femeninos. Se reconoce a William Shakespeare como uno de los primeros en fomentar esta práctica ya que incluso utilizó el Drag como argumento principal en su obra Noche de Reyes. A este origen se le suma el inicio del desarrollo de la escena en ciudades como Nueva York y San Francisco que, a partir de los años 40, empezaron a realizar funciones en bares o clubes de homosexuales donde los artistas desafiaban las normas de género. Este modelo de actuaciones no se alejan del presente, pues son el tipo de funciones que se vislumbran en el panorama actual; actuaciones en bares, clubes, pubs y discotecas entre otros ambientes. Aún y siendo manifiesto el apogeo de este arte, según la artista Hornella Góngora, falta mucho por recorrer en el presente ya que no existe representación de este modelo de vida más allá del espectáculo:
“En España no hay ninguna marca de cosmética en la que una drag queen haya sido imagen de campaña, a excepción sólo de una”
En Barcelona, el auge de la cultura LGTBIQ+ llega a partir de las décadas de 1960 y 1970, coincidiendo con movimientos sociales y culturales europeos que promovían la diversidad y la expresión de género. Las primeras manifestaciones del Drag se datan entorno al 1898, en el café-teatro El Molino, que destacaba entre los lugares de ocio popular ya que ignoraba la censura, quería mostrar mujeres con poderío, quería ofrecer erotismo, sensualidad y variedad integrando espectáculos de homosexuales, trans y travestidos e incluso mujeres cis con estética andrógina. Todas ellas eran expresiones transgresoras y desafiaban las convenciones de género. Hoy en día, el ocio nocturno de la comunidad se concentra en l’Esquerra del Eixample, también conocida como el barrio gay o el Gaixample, que combina los términos “gay” y “ensanche”. Este distrito, desde finales del siglo XX, se ha ido convirtiendo en una zona rosa orientada a la comunidad LGTBIQ+.
A diferencia de otras ciudades, la designación de la zona como el barrio gay no surge de la necesidad de rehabilitación de una zona deprimida, sinó que se manifiesta de forma natural en un barrio donde reinaba la bohemia, el estilo, la innovación, el modernismo y la diversión. Esta ciudad también ha sido pionera del primer hotel gay “heterofriendly” del mundo, el Axel, inaugurado en 2003 y consiguiendo el foco mundial del turismo gay. Hoy en día, la urbe sigue despuntando en España por el ocio nocturno queer, algunos de los lugares más concurridos y emblemáticos del panorama actual són el Believe Club, el Arena, el Candy Darling, el Priscila Café y el Gingin Gay Bar, todos ellos situados en el Gaixample.
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