Libros, juegos y figuras coleccionables son algunos de los artículos que ocupan las estanterías que se levantan como corales a los costados del océano más profundo del género fantástico, del terror y de ciencia ficción de este continente.


El azul aguamarina los representa. Gigamesh es el océano más grande de libros de fantasía, terror y ciencia ficción de Europa Continental, cuyas aguas dividen los continentes de lo cotidiano, de lo fantástico y heterogéneo. Al sumergirse en sus profundas aguas todo se transforma. Cual peces nadando alrededor, en los escaparates se observan grandes, pequeños, brillantes, coloridos, opacos e ilustrados libros, revistas, juegos y artículos de colección.

En esta librería habitan especies muy diversas: rotíferos, equinodermos, reptiles, mamíferos, poríferos, peces, moluscos y gusanos marinos. Estas, son solo algunas de las que se han visto hasta el momento en este misterioso mundo submarino. Sus estantes se elevan como arrecifes, creando un camino por el cual fluye la corriente, que conduce a los recién llegados hasta el “Rey del océano”. Se trata del ser más antiguo de Gigamesh. Antonio Torrubia, responsable de la sección de libros en castellano, lleva más de dos décadas poniendo orden en este hábitat. 

Torrubia, es un ser que impone respeto. Su expresión es inamovible, pese a la corriente del océano, se mantiene pasivo y tranquilo, siendo el guardián del orden de los artículos que forman parte de este universo subacuático. Sus brazos cubiertos con tatuajes de enormes tentáculos lo asemejan al pulpo más grande y dominante de este océano. 

Desentrañando los secretos mejor guardados

Sin duda, las historias más interesantes son aquellas en las que se esconden secretos. Cual animal guardián de los misterios más intrigantes, Torrubia se mantuvo receloso y ocultó por décadas la historia que da origen al nombre de la librería, y que sólo reveló una vez que esta salió a la luz. 

“Durante años fue un secreto que no querían contar, pero lo contó mi jefe en alguna entrevista […] intentó ponerle el nombre de ‘Librería Minotauro’, pero cuando abrió la librería junto a su mujer en el año 84/85, le denegaron el poder de ponerle el nombre de una editorial que no era la suya. Así que decidió coger el nombre de una novela que no existe, que sale en una antología de reseñas de libros que nunca existieron de Stanisław Lem”, cuenta Antonio. 

Otros de los secretos revelados fue el origen de los misteriosos tatuajes que son protagonistas de su particular aspecto: “La mayoría son de Lovecraft, de los Mitos de Cthulhu. No sé si lo habrán escuchado alguna vez. Es un autor de los años 20/30 de Estados Unidos, que creó toda una mitología […] Hay infinidad de series y películas, y ha creado infinita imaginería. Más que del autor en sí, soy fan de los mitos”, confesaba mientras observaba sus tentáculos entintados.

Se notaba que habían muchos tatuajes más de los que se veían, reveló que ahora tiene seis: “me uní varios en uno y casi todos, menos uno que tengo en la espalda, son de Lovecraft”. Sin embargo, irónicamente, Lovecraft no es su autor favorito, sino que prefiere a otros, como el escritor de fantasía Joe Abercrombie o la autora de cómics y novelas Lauren Beukes.

Los tatuajes que lleva el “Rey del océano” grabados en su piel, son símbolo de su gran amor por la literatura, lo mítico y lo fantástico. Fue esa pasión la que, cual código secreto, le permitió traspasar las puertas de Gigamesh: “Yo era cliente desde hacía más de 10 años, de casualidad vi un anuncio de búsqueda de personal. Llamé y me hicieron una entrevista, algunas pruebas y luego empecé a trabajar en la mitad de la campaña navideña”.

Uno de los misterios que aún guarda con recelo, es el de las pruebas que se aplican para formar parte del equipo de Gigamesh, las cuales dice que son un secreto y exigen mucho a quien pretenda ser parte de este particular ecosistema.

Otras especies que habitan el lecho marino

Cíclido cebra

José María y Lidia nadaban por los pasillos de Gigamesh, ellos son como el cíclido cebra, un pez tropical que vive en pareja. Buscaban libros de fantasía cuando los encontramos. Ambos viven en Barcelona, están casados y tienen unos 50 años de edad. Si bien él es administrativo en una empresa familiar, su escape del trabajo son los libros. “A mí siempre me ha gustado el tema de la fantasía, y esta es la librería con mayor amplitud en fantasía que conozco, tanto en temas, como en autores, como en catálogo”, cuenta José María, y se lamenta de que en su familia no leen tanto como él.

Cual pez migratorio, dice que hace más de 20 años que regresa a las aguas de Gigamesh, porque lo considera el catálogo más amplio de fantasía del mundo. Confiesa que lo que más le ha cautivado durante todos estos años de ir y venir, es que siempre encuentra cosas nuevas entre sus estantes. Sus preferidos son los libros en castellano, aunque puede leer en inglés cuando sus series preferidas aún no han sido traducidas.

Últimamente solo viene en busca de libros, aunque de joven le apasionaba leer cómics. Cuando se trata de autores, tiene sus claros preferidos: “Me gusta mucho Brandon Sanderson como escritor. He leído muchos de él y también de La Rueda del Tiempo, que comenzó otro autor que murió cuando faltaban dos o tres libros por finalizar y él los terminó”, relata animado.

Curiosos Cetáceos 

Dos delfines se divisan entre las estanterías de Gigamesh, con su movimiento curioso y la ayuda de su pico prominente pasan las hojas de los libros, uno y otro cada uno. Se mueven con facilidad y mucha agilidad, parece que tuvieran un objetivo en mente, quizá encontrar un título rebuscado del género. 

Se trata de Albert y Juan Carlos, dos delfines exploradores. El primero, un asiduo visitante del mundo Gigamesh desde hace alrededor de 4 años, mientras que Juan Carlos, apenas es su primera vez aquí, ha venido desde la lejana Jaén y está en busca de un pack de cómics que pretende encontrar desde hace varios kilómetros atrás. 

Ambos mamíferos cetáceos comparten el gusto por la ciencia ficción, pero sobre todo por los juegos de mesa. Albert trajo a Juan Carlos a este espacio de fantasía, del que disfrutan, sobre todo, por la variedad de libros que pueden encontrar, tanto en su idioma, como en lenguas extranjeras. 

Tiburón blanco

Es la segunda vez que Adriá Salsa se desplaza los más de 100 kilómetros que separan a Girona de Barcelona para venir a Gigamesh. Este tiburón blanco que recorre largas distancias, llegó por primera vez muchos años atrás, buscando libros que no encontraba en su hábitat natal, por la escasez de librerías de ciencia ficción.

Este pez parece un ejemplar indeciso, sostiene una pila de libros que cubre todo su torso,  casi le tapa el rostro. Es avistado mientras lee la reseña de Solares. Menciona que hace tiempo quiere leer Dune, y que posiblemente lleve una obra de Allan Poe. Como buen catalán nativo, también nada entre las estanterías en busca de libros de la editorial Males Herbes, que publican ciencia ficción en su lengua. 

Así como este tiburón del que nunca se supo qué libros devoró, muchas especies llegan al universo Gigamesh en busca de su heterogéneo e inexplorado hábitat. Libros, cómics, y juegos, de fantasía, terror y ciencia ficción, en castellano, catalán o inglés. Son solo algunas de las particularidades del variado menú, disponible para quienes se atrevan a adentrarse en las profundidades de sus aguas.


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