El Día de Sant Jordi es una fecha muy feliz en la agenda de los ciudadanos de Cataluña. Es mucho más que el día del libro en el que los enamorados se regalan rosas; una fiesta general y popular que es una explosión serena de civismo. Las calles de Barcelona y las diversas ciudades catalanas se llenan de personas -así como muchas otras en todo el mundo- de todas las edades para celebrar el libro y la lectura de manera masiva y en actitud alegre, disfrutando de la compañía de sus conciudadanos en un clima de simpática complicidad. Porque la fiesta no va sólo de libros, rosas y amor: se trata de una celebración espontánea de los valores de sociabilidad que dimanan de la cultura, entre ellos la simpatía, el trato afectuoso, la alegría del encuentro, la confianza mutua y el reconocimiento plural en torno al factor civilizador de la lectura.
Pero este año no se producirá la eclosión primaveral de libros, rosas y gente feliz, a causa de la excepcionalidad sanitaria. Ni siquiera la Guerra Civil española pudo interrumpir su celebración, que en su formato actual tiene lugar desde 1929, año de la Exposición Universal de Barcelona. Este hecho coge a la redacción de #SomosPeriodismo investigando no sólo sobre la actualidad de la pandemia sino acerca de los cambios que esta crisis producirá en la sociedad y la vida a todos los niveles. Y por eso nuestros periodistas han abordado la cobertura del “Sant Jordi digital” de 2020 con especial atención.
Publicamos, así, información sobre cómo seguir la jornada desde el confinamiento y por medios digitales, para facilitar la participación de los lectores ni que sea de este modo. Proponemos nuestras recomendaciones de libros, a partir de las especialidades que dominamos. Y a la vez observamos hasta qué punto el sector del libro ha hecho frente a un reto tan exigente de modo que pueda no sólo superar la presente situación sino afrontar el futuro inmediato de un modo más ambicioso.
El libro es el eje central de las industrias culturales por más que la cultura audiovisual haya disparado un consumo particular de ficción. El precio fijo que afecta al libro en España habla sobradamente de esa centralidad y de la necesidad de preservar al libro de ciertos vaivenes del mercado que pueden perjudicar a las editoriales, distribuidoras y autores más débiles. Esa singularidad obliga a todos los implicados en la creación, producción y distribución de libros a afrontar los retos de futuro que se han hecho presentes de manera súbita cuando este año se ha roto esa fortísima comunión entre libros y lectores en plena calle y en loor de multitud. Los reporteros de #SomosPeriodismo pasarán la jornada del 23 de abril y los días siguientes observando con atención qué datos podrán extraerse de la experiencia de este año, forzada por las circunstancias, que permitan augurar enfoques más creativos de las respuestas posibles a las necesidades del público. Porque el día del libro es, en realidad, el día del lector y a él se le deben todos los esfuerzos posibles, y no a la inversa.