La Champions League es la competición estrella a nivel intercontinental, la más deseada por los clubes más grandes de Europa. Cada año, un elegido la alza al cielo del continente coronándose como el rey, ante la mirada del resto de participantes. De ahí, la gloria del ganador, y la tristeza del perdedor. Con todo, trasladada al día a día. Las calles también celebran o lloran, al igual que en los estadios.
Para honrar el trofeo que conquistó el Barça, en el mapa se desarrolla la historia del paso a paso que dieron los héroes de Luis Enrique para llevar el trofeo de Berlín a Barcelona. Cada conquista que acompaña a los clubes se convierte en una travesía, recordada por siempre. Los viajes son momentos perfectos para hacer grupo, o también para resquebrajarse. Y el conjunto culé destacaba por su unión.
Después de un mercado de fichajes muy movido, con la llegada de 7 jugadores, se presuponía una temporada emocionante encabezada con un tridente que podía cambiar la historia del club. El Barcelona, con la espina clavada de la última edición (eliminados en cuartos) y con la necesidad de rehacerse en competición europea, tenía la ilusión de poder volver a lo más alto del fútbol mundial.
El primer paso, el sorteo de fase de grupos. La emoción de la competición da un plus por sus sorteos, y el Barça tuvo uno emocionante; Ajax, PSG y Apoel de Nicosia. Desde París, Àmsterdam, Manchester o Chipre, los partidos como visitantes son bombas de relojería emocionales. Vamos a repasar cada uno de ellos:
