La ONU publica un informe que pone de manifiesto todas las carencias del sistema económico español. Servicios sociales colapsados, pobreza energética, políticas económicas insuficientes, viviendas a precios desorbitados y faltas de respeto constantes a los derechos humanos, son los aspectos en los que Philip Alston, relator de la ONU, pone el foco.
FERNANDO J. BOLÍVAR GARCÍA, estudiante de tercero de Periodismo
La pobreza. Esa variable que obliga a la economía a generar nuevos métodos para gestionar los recursos de forma que no se agoten y estén distribuidos según criterios racionales. Sus definiciones académicas son: “escasez o carencia de lo necesario para vivir” o “escasez de una cosa determinada”. Philip Alston, relator de la ONU y experto en derechos humanos, advierte mediante un informe publicado el 7 de febrero que España tiene una grave problemática que solventar respecto a la primera definición, la referente a la extrema pobreza. En dicho informe, afirma que “recursos hay para todos, el problema radica en las decisiones políticas que favorecen a la desigualdad” y, en el caso particular de España, asegura que “los pudientes cada vez ostentan más y pagan menos, con el sello de aprobación de los gobernantes”.
Que no extrañe que la gente no confíe en la política, pues la desigualdad es una de las causas de la desafección ciudadana respecto a las actividades de los legisladores. Y, como todo hecho, la desigualdad tiene causas que explican su aparición o su acentuación, en este caso, más aguda que la voz de una soprano.
Philip Alston: “España la superó ahogando a los más pobres”
La crisis de 2008 (a nivel europeo) que unos sufrieron más y otros sufrieron menos, provocó que en 2010 la Unión Europea tuviera que reajustar sus estrategias económicas de cara al futuro. Y, ¿estas políticas solucionaron la situación? ¡Qué sencillo sería todo! Lejos de encontrar una recepción positiva por parte de las economías de los estados miembros, esto provocó la segunda recesión de la crisis y esta segunda parte (que nunca fueron buenas) que todo estuviera subordinado a la reducción del déficit público. Sobre la crisis, Philip Alston afirma que “España la superó ahogando a los más pobres”. Y esa deuda que, según el relator, pagaron las clases trabajadoras, no era ni más ni menos que del 100% del PIB, es decir, debíamos todo lo que generábamos.
Según Eurostat, la remuneración de los asalariados entre 2010 y 2012 cayó un 30% en el caso de Gracia, un 15% en España, un 14,5% en Portugal y un 6% en Irlanda, siendo estos los países más afectados por la recesión. Por poner un ejemplo, si en 2009, un español cobraba 1000 euros, en 2012 pasaba a cobrar 850 euros. Por lo visto, bajar el salario un 15% en aquella situación no supuso un problema, pero subirlo de 900 euros a 950 provocará un apocalipsis económico.
Estos datos que proporciona Eurostat ponen de manifiesto los grandes obstáculos económicos que supuso la crisis para España (cuyo peso sigue cayendo sobre los españoles a día de hoy) pero se siguen arrastrando unos cuantos más en otros ámbitos. La burocracia es uno de ellos.
Óscar Placer: “La administración electrónica agilizará la burocracia»
Es recurrente que nos oigamos quejarnos (porque nos encanta) pero más lo es que esas críticas estén dirigidas hacia la burocracia. El relator de la ONU también arremete contra nuestro sistema administrativo y asevera que “la burocracia española hace colapsar a los servicios sociales”. Según Óscar Placer, encargado de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona, la burocracia “es necesaria para garantizar la imparcialidad, la neutralidad y la estricta aplicación de las normas en defensa de los derechos de los ciudadanos”. Añade que “es cierto que algunos procesos se alargan por falta de personal, medios o falta de organización adecuada, pero la mayor razón es el cumplimiento de los trámites preceptivos”. “La implantación de la administración electrónica va a suponer un gran avance en este sentido”, concluye.
Más problemas. Sobre la pobreza energética y la despoblación en zonas rurales, Alston explica que “he visitado barrios españoles con peores condiciones que algunos campos de refugiados: sin agua, sin electricidad y sin servicios sociales”. Según la Asociación de Ciencias Ambientales, el 10% de los españoles (es decir, unos 4,6 millones de ciudadanos) no pueden costear la temperatura adecuada durante la estación fría.
Violencia de género, precariedad laboral, salarios por debajo de la media europea y precios inasumibles en el sector de las viviendas son otros de los títulos infames que ostentamos. El experto en derechos humanos reconoce que “este gobierno de coalición está bien intencionado pero hay mucho trabajo que realizar”.
Para acabar de forma circular, véase la definición de desgastar: hacer que alguien o algo pierda fuerza, vigor, poder o autoridad. ¿Estamos, a ojos nuestros, desgastando la autoridad de la Unión Europea? ¿Nos duele este varapalo igual que los que la justicia europea nos ha dado en ocasiones anteriores? No banalicemos la crítica y aprendamos de ella. Que el relator de la ONU exprese en su informe: “¿Hay alguien al mando de España?” – es para pensar y repensar cómo se han hecho las cosas. La reflexión se hace sola. El futuro es un lugar inmenso, ojalá quepan la justicia social y la igualdad, por el bien de todos.